Silence sentía un terrible nudo que le torturaba, su garganta dolía terriblemente. Tomo una rosa del jardín y la olfateo, Gimió. Lágrimas comenzaron a salir descontroladas.
Caminó unos pasos más y se sentó sobre una enorme roca que estaba cerca del lago.
Gerald se detuvo a unos cuantos pasos de ella, quería llegar a su lado y abrazarla.
Sentía como su corazón quemaba por tenerla entre sus brazos.
– Quiero acercarme, puedo?– Antia lo miro y asintío.
– Trate de no asustarla– Gerald asintío.
Llegó junto a Silence y se colocó en cuclillas, la joven de cara pecosa y cabellos anaranjados lo miro con ojos desorbitados y llenos de temor.
– No se asusté, solo quería estar aquí. A su lado– asintio sabía que el señor Griffin no le haría daño alguno.
Así estuvieron un tiempo, ella sobre la roca llorando en silencio y el sobre el pasto; queriendo abrazarla.
– Puede confiar en mí– dijo el acercándose a ella– yo jamás le haría daño– Silence le miro y negó, sin darse cuenta elevó una mano y tomo el suave rostro de lady Ashford.
– Es muy difícil confiar cuando todo el que te conoce termina abandonandote – suspiró entre cortada mente.
– Permite estar cerca suyo, yo jamás la abandonaré. No dejaré que alguien le haga daño– Silence le miro y sonrió con tristeza.
– Como quisiera confiar en sus palabras, pero tengo experiencia escuchandolas.
Gerald se acercó más a ella y negó.
– No, otorgue a este su servidor el beneficio de la duda, jamás la defraudaré.
Silence lo miro y suspiró.
– Tengo miedo, de volver a pasar por lo mismo.
– No pasará por lo mismo, quiero hacerla feliz; ver que esos hermosos labios sonrían.
– Usted se irá en un par de días, pronto regresará el señor Anderson.
Gerald negó.
– Si, pero yo estoy tratando de conseguir el puesto de administrador en la propiedad de lord Antury.
Silence elevó su mirada para ver las verdes tierras del duque.
– Ah, si. El duque – dijo con tristeza.
– Lo conoce?– Silence negó.
– No, como conocerlo si no puedo salir de mi cárcel, Minerva me tiene constantemente vigilada, ese día me escape – dijo recordando el día en que Gerald le beso. Sin darse cuenta llevo sus delgados dedos a sus labios.
– Puedo contarle algo!– dijo sentándose al lado de Silence.
Ella le miro y asintío, sintiendo que su cara ardía de vergüenza.
– Tampoco he podido olvidar ese día.
Silence llevo una mano a su mejilla.
– No diga tal cosa, no me avergüence de esa manera.
Gerald la tomo por el mentón e hizo que elevará su rostro.
– Desde ese día no he podido dejar de pensar en usted– las mejillas de Silence se tiñeron de rojo – su aroma me atormenta, y sus ojos me llenan de ilusión.
– Por favor no diga tal cosa– dijo con ojos cerrados, Gerald acorto la distancia, hundió su nariz entre los largos cabellos de Silence y aspiro el delicioso aromas a fresas que este desprendía.
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ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...
RomanceSilence, así la llamaba todo el que la conocía, su madre y hermanas la odiaban desde que tenía uso de razón, ¿ Porqué?. No lo sabía. Tratada como la sirvienta, huérfana y muda se preguntaba una y otra vez por qué es madre la había dejado abandonada...