UN BESO, UNA SONRISA... 8

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Silence sentía un terrible nudo que le torturaba, su garganta dolía terriblemente. Tomo una rosa del jardín y la olfateo, Gimió. Lágrimas comenzaron a salir descontroladas.

Caminó unos pasos más y se sentó sobre una enorme roca que estaba cerca del lago.

Gerald se detuvo a unos cuantos pasos de ella, quería llegar a su lado y abrazarla.

Sentía como su corazón quemaba por tenerla entre sus brazos.

– Quiero acercarme, puedo?– Antia lo miro y asintío.

– Trate de no asustarla– Gerald asintío.

Llegó junto a Silence y se colocó en cuclillas, la joven de cara pecosa y cabellos anaranjados lo miro con ojos desorbitados y llenos de temor.

– No se asusté, solo quería estar aquí. A su lado– asintio sabía que el señor Griffin no le haría daño alguno.

Así estuvieron un tiempo, ella sobre la roca llorando en silencio y el sobre el pasto; queriendo abrazarla.

– Puede confiar en mí– dijo el acercándose a ella– yo jamás le haría daño– Silence le miro y negó, sin darse cuenta elevó una mano y tomo el suave rostro de lady Ashford.

– Es muy difícil confiar cuando todo el que te conoce termina abandonandote – suspiró entre cortada mente.

– Permite estar cerca suyo, yo jamás la abandonaré. No dejaré que alguien le haga daño– Silence le miro y sonrió con tristeza.

– Como quisiera confiar en sus palabras, pero tengo experiencia escuchandolas.

Gerald se acercó más a ella y negó.

– No, otorgue a este su servidor el beneficio de la duda, jamás la defraudaré.

Silence lo miro y suspiró.

– Tengo miedo, de volver a pasar por lo mismo.

– No pasará por lo mismo, quiero hacerla feliz; ver que esos hermosos labios sonrían.

– Usted se irá en un par de días, pronto regresará el señor  Anderson.

Gerald negó.

– Si, pero yo estoy tratando de conseguir el puesto de administrador en la propiedad de lord Antury.

Silence elevó su mirada para ver las verdes tierras del duque.

– Ah, si. El duque – dijo con tristeza.

– Lo conoce?– Silence negó.

– No, como conocerlo si no puedo salir de mi cárcel, Minerva me tiene constantemente vigilada, ese día me escape – dijo recordando el día en que Gerald le beso. Sin darse cuenta llevo sus delgados dedos a sus labios.

– Puedo contarle algo!– dijo sentándose al lado de Silence.

Ella le miro y asintío, sintiendo que su cara ardía de vergüenza.

– Tampoco he podido olvidar ese día.

Silence llevo una mano a su mejilla.

– No diga tal cosa, no me avergüence de esa manera.

Gerald la tomo por el mentón e hizo que elevará su rostro.

– Desde ese día no he podido dejar de pensar en usted– las mejillas de Silence se tiñeron de rojo – su aroma me atormenta, y sus ojos me llenan de ilusión.

– Por favor no diga tal cosa– dijo con ojos cerrados, Gerald acorto la distancia, hundió su nariz entre los largos cabellos de Silence y aspiro el delicioso aromas a fresas que este desprendía.

 ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora