TRISTE FINAL...

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Enora se acercaba a Nina con la cuerda en su mano.

– Que piensas hacer?– cuestionó Nina temblando.

– Que crees?– sonrió de lado – acabar con todo el mal que existe en esta propiedad.

Nina negó. Sabía cuáles eran las verdaderas intenciones de Enora.

– No me hagas nada – dijo retrocediendo.

Enora camino hacia Nina, sonriendo de lado.

– Tranquila, solo dolerá un poco. Después podrás reunirte con tu maldita madre–  dijo con dientes apretados, Nina apretó sus labios para no responder; No quería empeorar la situación.

Retrocedió otro poco tomándose con la puerta, deslizó su mano buscando la manija.

– Pobre rarita, estás asustada– sonrió mostrando sus dientes– te acuerdas cuando jugábamos de niñas?, tú eras la pobre que recibía todos los castigos– Nina cerró los ojos recordando que de niñas ella y Enora una vez la  invitaron  al jardín a hacer un supuesto picnic y con la comida que ellas no alcanzaban a comer la ensuciaron.

Nina suspiro profundo.

– Aquellos días eran tan agradables, lastima que madre nos llevó a Londres dejándote aquí sola, cuando volviste a la civilización ya eras otra.

–  Calla!, Cállate víbora venenosa– dijo abriendo la puerta y coriendo fuera de su recámara. Enora salió al pasillo y sonrió.

– Uh!, Quieres jugar al gato y el ratón?, me gusta este juego – quitó sus zapatillas y descalza camino para evitar que Nina la escuchar llegar.

Nina desató sus botas quitandoselas las dejo debajo de las escaleras.

Subiría al último piso de la mansión, allí aguardaría a qué su padre regresará de Antury.

Enora bajo las escaleras a la primera planta, recorrería cada sala y recamara de esa enorme mansión su era necesario.

– Dónde estás!– dijo con voz cantaría – estás aquí!– volvió a decir, ingreso a la cocina la cual estaba iluminada por la luz de la luna, también estaba desierta, tomo un cuchillo de cortar carne.

Nina al escuchar que se alejaba salió de su escondite y corrió a las escaleras que la llevarían a la tercera planta de la mansión.

Enora abajo revisó sala por sala pero todas estaban en penumbra.

– Maldita, ¿ Dónde diablos te haz metido?– dijo mirando escaleras arriba, sonrió sabía que Nina no había salido de la mansión por que la puerta principal estaba trabada desde dentro – voy por ti! – gritó, sabía que nadie la escucharía ya que solo Nina y ella estaban en la propiedad, los niños estaban esa noche dormidos en la casa que ocupaba Minerva.

Subió las escaleras hasta llegar al largo corredor. El cuál estaba obscuro, solo algunas partes estaban iluminadas por la luz de la luna que entraba por las ventanas.

Camino en silencio, abrió puerta por puerta, dándose cuenta que Nina no estaba en esa planta tampoco.

Miro hacía las escaleras que llevaban a la tercera planta, pero allí tampoco la halló.

– Maldita muda, dónde estás?, Dime para ir por ti y matarte de una buena vez!– gritó enojada, ya que Nina había sido capaz de esconderse bien de ella.

Nina al escuchar que Enora gritaba cada vez más cerca cubrió sus oídos en el rincón donde estaba.

– No te escondas, tarde o temprano te encontraré.

 ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora