SIN PENSARLO ... 6

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Sonrió, nunca antes había tenido el valor de responderle a Minerva.

– ¿Qué ha sucedido, porque respondiste así?– Silence se encogió de hombros.

– No lo se, me sentí llena de valor; nunca pensé hablarle de tal forma y decirle que yo también anhelo no verla nunca mas –  sonrió llena de alegría –  me siento tan bien – abrió sus brazos dando vueltas en su recamara. Sonrió llena de vida después de tantos años.

– Ojala vengan pronto por ti, y así poder liberarte de ella y de tu familia, sobre todo de tus hermanas, que son unas brujas – la sonrisa se borró de los labios de Silence.

– Sí, anhelo que me saquen de aquí, no aguanto un día mas en este lugar – dijo mirando hacia la ventana – No tener que ver a nadie de mi familia; todos me abandonaron. Ni siquiera mi padre me quiso llevar a Londres – sonrió con tristeza – y eso que yo dizque soy su adoración. Según él, le recuerdo mucho a mi madre – se encogió de hombros, – no sé de qué forma se la recuerdo, somos tan distintas...

Antia la miró en Silencio. En verdad Silence era la menos parecida a lady Ashford.

– Silence – susurro,__ Y si... No eres hija de lady Ashford, si tu padre se refiere a otra mujer – Silence la observó en silencio, lejos de sentir un nudo en su garganta, anhelaba que fuera así.

– Si no soy hija de ella – trago en seco –  eso contesta a mis incógnitas, por eso me odia tanto y me dejo aquí abandonada.

–  Te dolería el descubrir que ella no sea tu progenitora? – negó.

– A decir verdad, lejos de sentir tristeza y dolor; sentiría una inmensa felicidad – camino hacía la ventana – eso explicaría porque soy tan diferente a todos ellos – contemplo la lejanía de la otra propiedad.

– Y... si  investigamos!–  se volvió a mirar a Antia.

– Como?!, estamos en medio de la nada abandonadas en esta propiedad; y sin permiso de salir siquiera al pueblo! – sus pestañas casi  naranjadas hacia resaltar sus impresionantes ojos.

– No es necesario salir de aquí – frunció el ceño –Podemos subir a la galería, donde estas todas las pinturas de sus antepasados, y ver si en su estirpe hay o hubo alguien con su mismo color de cabello y esas preciosas facciones.

Sonrió, muy rara vez alguien le decía lo linda que era.

Esta bien, iremos a la sala de pinturas, ya sabes que la malvada de Minerva no me prohíbe ir allí...

– Bueno, iremos mañana.

– No!, ahora mismo –  la tomo por la mano tirando de ella para llevarla al primer piso. 

Empujo la puerta doble para que su lady ingresara – entre – dijo cediéndole el paso – observo como Silence sonreía nerviosa.

– Mejor mañana – intento girarse para volver por donde hay llegado.

– No señorita, ya estamos aquí. No nos iremos –  tiro de ella metiendola en la sala.

– Es una pésima idea, decía mirando cada pintura –  mejor regresamos otro día – trato de dar la vuelta pero Antia la obligo a permanecer en la sala.

Lentamente comenzó a caminar por el lugar, leía los nombres debajo de cada pintura, para saber quienes eran cada una de esas personas.

  Jamileth Debie Mcquick Lonreth, primera condesa de Ashford, esa era su tataratatarabuela, era una mujer rubia de grandes ojos azules, piel tersa y sonrosada, Suspiro, caminando hacia la siguiente pintura, su tatarabuela lady Antia Rosue Mortimerth Lonreth segunda condesa de Ashford, era igual de rubia que la primera condesa, así miro las pinturas de sus bisabuelos, abuelos y padres, todos eran rubios, incluso sus hermanas y hermano, todos eran de un cabello rubio casi dorado, y allí... Estaba su pintura, era la mancha en aquel salón; era la única pelirroja en toda la familia, repartió su mirada a todas las pinturas; no encontraba ningún rasgo que la identificara con su madre, la cual desde niña la había apartado.

Sintió como un terrible nudo se formaba en su garganta, haciendo que se cortara su respiración.

– Mi lady!,¿esta bien? – Silence negó – respire profundo – la condujo hasta un sillón cercano – el que sea la única pelirroja no quiere decir que no sea hija de los condes – apretó la mano de su ama – tranquila, todo estará bien – trato de animarla – ¿quiere ir a su recamara? – asintió, no podía ni quería hablar.

De  vuelta a la recamara de Silence se toparon con Gerald; muy preocupado por la palidez de la joven la siguió.

– Antia, que ocurre?! – la joven doncella negó.

– Espere aquí – dijo metiendo a Silence en la recamara. Impaciente aguardo fiera de la recamara de Silence, caminaba de un lado a otro; esperando a que Antia saliera al corredor.

–¿Que hace aquí? –  la dura voz de Minerva capto su atención.

– Espero a Antia, he visto a lady Ashford muy mal; quiero saber que le ocurre.

– Esa. No merece la preocupación de nadie – siseo – lo mejor será que su padre venga por ella, así me librare una vez por todas de la bastarda.

– ¡¿Que?! – sintió como la sangre ardía en sus venas, apretó su puño, queriendo impactarlo en la pared, para así no hacerlo en la cara de Minerva – ¿Por qué dice tal cosa? – la tomo por el brazo con brusquedad.

– Suélteme – dijo con dientes apretados –  no vuelva a tocarme – la ira se reflejaba en sus ojos negros – si lo hace lo pondré de patitas en la calle antes que llegue el señor Anderson –  Sentencio.

No le convenía ser echado fuera de Ashford, podría perder toda oportunidad con Silence.

–Me mantendré al margen, con una condición – dijo rápidamente.

–Usted me pondrá condiciones – elevo una ceja.

– Si, deseo me permita conocerla, quiero a lady Ashford como esposa...

Sonrió con cinismo, si el señor Griffing la enamoraba nunca seria la esposa de un noble, nunca saldría de Ashford; nunca mas volvería a verla.

– Esta bien, puede cortejarla, tal vez la pueda convertir en su esposa, sabe que eso depende de usted – Sonrió forzosamente, sabia a que se refería Minerva, sabia cual era la verdadera intención de esa mujer.

– Tengalo por seguro, la convertiré en mi esposa, de eso no tenga duda alguna.

Minerva siguió de largo, dejaría que la tonta muda cayera en las redes del administrador, así se libraría de ella rápidamente.

Sonrío, si Minerva supiera que el era un marques nunca dejaría que el se acercara a Silence; pero como la víbora pensaba que el era un simple administrador dejaba que se acercara a ella, para así deshacerse de lady Ashford.

–La convertiré en mi marquesa, la haré feliz, la sacare de este infierno – miro la puerta de la recamara de Silence; la cual continuaba cerrada.

 ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora