Se removió, asustada miró como Antia se movía silenciosamente de un lado a otro en su recámara.
– ¿ Cómo llegué? – susurro para sí misma.
– Oh, mi lady ha despertado? – dijo la doncella colocando sobre el baúl de Silence unas toallas limpias.
– ¿ Antia, qué hora es? – La doncella miro hacía la chimenea.
– Las ocho mi lady– dijo abriendo las cortinas de la recamara.
– Minerva está en la propiedad?.
– No, hoy también salió al pueblo, y dijo que se demoraría todo el día, que regresa por la tarde.
Silence se sentó en la cama, levanto sus rodillas y se apoyo sobre estás, metido sus manos en sus largos cabellos.
– El señor Griffin está?.
– Si mi lady en el estudio.
Apartó las cobijas de su cama, tomó su levantador y salió de su recámara.
– Ahora, a dónde va en esas fachas!– dijo Antia tratando de alcanzarla.
– Señor Griffin – dijo entrado al estudio sin pedir autorización.
Gerald la miro y sonrió, se acercó a ella y trabo la puerta para que nadie pudiera ingresar.
Silence lo miraba en silencio.
– Mi lady, está usted muy bella hoy– dijo mirando su desnudes a través de la transporte tela.
Silence al darse cuanta que estaba prácticamente desnuda trato de esconderse detrás de un sofá de espalda alta.
– No me miré– pidió avergonzada.
– No puede pedirme algo asi– se acercó a ella con voz ronca– no después de lo que sucedió anoche – las mejillas de Silence se tiñeron de rojo.
– ¡ Que vergüenza ! – llevo una mano a su frente – debe pensar que soy una cualquiera.
– No lo pienso, se que usted es toda una dama – se acercó a ella y la halo hacia él, pegándola a su cuerpo; Silence sintió el duro pecho de Gerald a través de la tela de su camisa.
Coloco sus manos sobre el pecho de Gerald, absorbiendo el varonil olor que este desprendía.
– Lady Ashford, la amo– dijo tomando la barbilla de Silence y elevando su rostro hacia él.
– Oh señor Griffin, yo también siento algo por usted– dijo apartandose un poco.
– Puede quedarse aquí conmigo, o ir a Londres y conseguir un esposo más de acuerdo con su clase social.
Silence negó, deseaba quedarse allí con él.
– Le escribiré a padre, le pediré venga y así usted podrá pedirle mi mano.
Gerald asintío, fuera en el campo o Londres conseguiría que Silence fuera su marquesa.
La tomó por la cintura y la sentó a horcajadas sobre su regazo.
Beso, lamió y succionó cada centímetro de su pecosa piel
– Te amo Silence– susurro contra la vibrante piel de la lady.
– Gimió al sentir como su intimidad era tocada por Gerald.
– No!, No ahora, debo bañarme– dijo levantándose de regazo de Gerald – viene para saber cómo llegué a mi cama.
– Yo la traje, gracias a Dios los pasillos de la mansión estaban desiertos, nadie me vio – aliviada asintío, debía regresar a su recámara, ojalá todo estuviera desierto como cuando bajo.
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ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...
RomanceSilence, así la llamaba todo el que la conocía, su madre y hermanas la odiaban desde que tenía uso de razón, ¿ Porqué?. No lo sabía. Tratada como la sirvienta, huérfana y muda se preguntaba una y otra vez por qué es madre la había dejado abandonada...