9: Si es

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-¿Entonces con Helena qué?

-Me dijo de vernos esta semana si me apetecía y la verdad que es una chica muy maja. Así que quedaré con ella y si surge nos vamos conociendo.

-Vamo´que te ha dao´su número y todo, cómo triunfasteis todos anoche. –Dijo Marta mientras se comía las últimas palomitas que quedaban.

-Bueno Natalia, y tú qué. –Dijo Miki alzando las cejas repetidamente.

-Puff. –Dije resoplando.

Anoche estuve pensándolo y me estaba rayando de manera descomunal. Por una parte pensar que Alba podía no sentir lo mismo que yo me rayaba porque pensaba que la amistad que teníamos podía acabarse si no sentíamos lo mismo o podía llegar a ser incómodo. Por otro lado pensar que Alba podía sentir las mismas cosas que yo me gustaba y me asustaba a la vez. Es decir, que todas las posibilidades tenían fisuras.

-Anoche al dejarla en su casa después de los churros me volvió a besar.

-Lo que digo illo, que todos triunfasteis y yo sin llevar a Paco a la fiesta.

-Vale, ahora es cuando nos dices cuál es el problema, porque te sale humo del cerebro, chica.

-Pues que sí, que está muy bien que me bese y todo, pero y si ella no siente lo mismo que yo. Imagínate que para ella es solo atracción y la cosa no va más allá y estoy yo aquí haciéndome ilusiones para nada.

-Muchacha, si tan frustrada estás habla con ella Nati.

-Ya, yo pienso lo mismo, Marta. Probablemente mañana intente quedar con ella y le saco el tema a ver qué piensa.

-Claro, ya verás que todo sale bien, ¿Podemos jugar un FIFA?

-Venga, vale.

Nos pasamos el resto de la tarde jugando con la Play y haciendo el tonto. Por la noche llegaron Santi y Eloy a casa y al final todos se quedaron a cenar, incluida Marta.

El Lunes en el instituto le dije a Alba de vernos por la tarde y directamente me invitó a su casa a comer.

Después de comer nos pusimos a ver una película y cuando se acabó decidí sacar el tema que tan frustrada me había tenido desde la fiesta.

-Oye Albi, yo quería hablarte de una cosa.

-Dime Nat, ¿qué pasa?

-Yo… que… que… ría saber si tú… yo…

-Nat, respira tranquila. –Dijo con una sonrisa amable.

-Quería saber que soy para ti, desde que me besaste estoy un poco rayada y bueno… no sé lo que tú piensas.

Silencio. La sonrisa de Alba desapareció y la cara que tenía era totalmente inexpresiva.

Empecé a ponerme más nerviosa al ver que Alba no decía absolutamente nada, así que me levanté de la cama donde ambas nos encontrábamos sentadas.

-Quizá mejor me voy. –Empecé a recoger mi mochila y justo antes de girar el manillar de la puerta de la habitación, Alba me agarró suavemente del brazo.

-Perdón Nat, ven siéntate. –Alba me condujo de nuevo a la cama y volvimos a sentarnos. –Sin duda eres una persona muy importante para mí Natalia, eso lo tengo claro. No sé qué me pasa, pero cuando estoy contigo todo parece mejor, ¿sabes? Y yo nunca he sentido nada parecido por nadie. Ya sabes que a mí nunca me ha gustado nadie como para tener que replantearme algo y esto es nuevo para mí, por eso intento ir con los pies de plomo, porque no quiero cagarla y que la amistad que tenemos pueda echarse a perder.

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