TLIC

2: Albi

Había pasado rápidamente casi toda la semana y ya estábamos a viernes. Mi relación con Alba se había estrechado bastante, había conseguido coger confianza con ella y soltarme un poco más, aunque sin llegar a abrirme del todo, ese sería un gran paso para mí. Hablábamos todos los días por WhatsApp a pesar de que también nos viésemos todos los días en clase.

En esta semana me había dado cuenta de que me encantaba pasar tiempo con Alba, sentía que con ella podía ser yo de nuevo, sin miedo, sin pensar en lo que podía pasar, sin frenarme y hacía tiempo que no me sentía así, aunque por otra parte me daba miedo, ahora que mi vida empezaba a ser más o menos tranquila no quería liarla de nuevo.

Habíamos quedado Alba y yo para terminar el trabajo y luego ir a tomarnos algo, ya que estábamos un poco aturdidas. La mañana pasó tremendamente aburrida. Al llegar a casa me puse a hacer la comida y después me puse a limpiar y recoger la casa.

Cuando acabé fui a mi habitación y me puse a pasar apuntes a limpio mientras escuchaba música antes de quedar. A las seis me preparé y me fui a casa de Alba. Por el camino me encendí un cigarro y me puse a escuchar “Everglow” de Coldplay.

Al llegar a casa de Alba me abrió la puerta con una gran sonrisa y me dio un abrazo.

-Hueles a tabaco. –Puso mala cara y fue hacia su habitación mientras yo la seguía. Otra de las cosas de las que me había dado cuenta en esta semana era que Alba odiaba el tabaco.

-Ya, pero es que sino luego estando contigo sabes que no fumo nada. –Y era verdad, cada vez que ella estaba delante yo no fumaba, y aunque ella se pensaba que lo hacía por ella realmente las veces que estaba a su lado no me daba esa ansiedad ni necesidad por fumar, era como que mi cuerpo y mente, cuando estaba con ella, fluían.

-Tus pulmones me lo agradecerán algún día. –Se sentó en el escritorio y yo me senté a su lado sacando el ordenador.

-Eso seguro. –Le sonreí. –He visto que del trabajo solo nos queda nos queda la conclusión.  –Alba se puso la música y se puso a escribir en el ordenador. Yo la imité poniéndome los cascos y empezando a sonar “Aprendí”  de Ocer y Rade y con esta canción todos mis pensamientos empezaron a fluir.

“El amor, la droga del siglo XXI. Hablando de manera general, creo que la gran mayoría nos pasamos mucho tiempo buscando y esperando que nos llegue el amor. Nos pasamos la vida esperando vivir en una película de amor protagonizada por Mario Casas con drama, pero con amor. Queremos vivir intensamente, buscamos incluso sufrir, porque sufrir nos demuestra que seguimos vivos, que seguimos ahí a pesar de todo. Y enamorarnos también es una señal de que estamos vivos, de que sentimos intensamente.

El amor es algo precioso, cuando estás enamorado sale lo mejor de ti, buscas ser mejor, para dárselo a la persona de la que estamos enamorados. La sonrisa de la persona de la cual nos hemos enamorado puede transportarnos al más bello universo, y cuando estás a su lado parece que el tiempo y la vida se paran, no existe nada más que tú y esa persona. Cuando el amor llega a ti, te sientes como la persona más rica y feliz del mundo, porque en ese momento no necesitas nada más que el amor.

El amor nos crea una dependencia, muchas veces, incontrolable. No sabemos manejar lo que sentimos ni la intensidad de lo que estamos viviendo. Por eso mismo, muchas veces se habla del amor comparándolo con una droga, y en mi opinión lo es. Cuando estamos enamorados el cerebro segrega sustancias muy parecidas a las que nos encontramos en la droga. Cuando estas enamorado te sientes extasiado. En cierto punto todo se magnifica.

La cara oculta de amor es el desamor. Todo el mundo quiere un amor que no duela, que no haga sufrir, pero realmente es el precio que pagas por enamorarte, la posibilidad de que te rompan el corazón. La posibilidad de que no sepas cómo gestionar esa soledad, ese vacío, esa dependencia. De repente parece que nada tiene sentido, no hay fuerzas para seguir, porque parece que la vida no tiene sentido ninguno si no se encuentra la persona amada a nuestro lado.