12: Vacía

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POV ALBA

Dejé a Natalia en casa y me fui hacia la mía.

Me sentía muy contenta de haber podido hablar y solucionar las cosas con Natalia, se estaba convirtiendo en una persona muy importante para mí y no quería perderla de mi lado.

Al llegar a casa me encontré con mi madre en el comedor que, al parecer, me estaba esperando.

-¿Se puede saber dónde estabas?

-Con Natalia.

Vi a mi madre sonreír y dio varios golpecitos en el sofá indicándome que me sentara con ella.

"-¡Alba! –Gritó mi madre desde el pasillo y segundos después entró en la habitación. Al entrar se quedó callada de repente  y se quedó mirándome. –Cariño, ¿pero qué te pasa? –Dijo sentándose a mi lado en la cama.

Me derrumbé y rompí a llorar de nuevo, no podía dejar de pensar en los ojos tristes y aguados de Natalia cuando discutimos ayer o haberla visto en clase con esa cara de cansancio.

-¿Prefieres que te deje sola?

Negué rápidamente con la cabeza y seguí llorando, mi madre me abrazó y cuando conseguí calmarme me separé de ella.

-Es que he discutido con Natalia y me he portado fatal con ella.

-¿Qué la has dicho? Si sois muy amigas, ¿no?

La última pregunta de mi madre me hizo ponerme a llorar de nuevo.

-¿Hay algo que me he perdido, Alba?

-Mamá...es... es que... yo no sé...es que Natalia... yo

-Alba, tranquila hija, que no pasa nada. A ver, por partes ¿Natalia qué, qué pasa con ella?

-Buf... ¿Tú cómo te diste cuenta de que papa era el chico que realmente te gustaba?

-Pues eso se nota, simplemente se nota. Porque tu cuerpo reacciona de maneras extrañas cuando está esa persona, te pones nerviosa y quieres estar todo el rato a su lado. Hay algo dentro que te lo dice, ¿No os habréis peleado por ningún chico?

-Ay mamá, no. Creo que me gusta Natalia. -Dije con un poco de miedo, pero de golpe.

Mi madre se calló durante unos segundos y puso cara de sorpresa.

-Vale, ¿Y qué pasa? ¿No te corresponde? –Dijo ella con total naturalidad, cosa que me sorprendió y me alegró a partes iguales.

-Yo... ¿No dices nada?

-Hija, ¿Qué quieres que te diga? Alba, cuando pasó toda mi enfermedad y me contaste lo que te había pasado al tener encuentros con distintos niños me dio mucho apuro verte tan mal, verte tan vacía y saber que te sentías sucia y ni siquiera podía ayudarte. Saber que tú te sentías así y que te veías así me hizo daño, porque yo quiero lo mejor para ti y para Marina. Pero sabes perfectamente que cuando conseguiste sentirte mejor contigo misma todo el dolor, poco a poco, se convirtió en aprendizaje, ¿Tú ahora te crees que yo me voy a escandalizar porque te guste una chica?

En ese momento mi cabeza volvió al pasado, a la última tarde que pasé con Sergio –fue el último chico con el que estuve- en esos momentos yo ya había empezado a sentirme mal, a sentirme vacía y a darme cuenta de que estar cada día con un chico diferente no me ayudaba a llenar el vacío que sentía por el "tiempo que había perdido" al haber cuidado de mi madre y de Marina cuando mi madre estaba enferma.

Digo "tiempo que había perdido" porque ahora me había dado cuenta de que no había perdido nada, había ganado en aprendizaje y en fortaleza, y aunque hubiese sido un año entero en el que mi vida social se había acabado prácticamente –quitando a Joan y  a María, que siempre habían estado a mi lado, incluso en la enfermedad con mi  madre- había aprendido a valorar el poder estar con mi madre a día de hoy y verla con tanta vitalidad y sobre todo verla sana.

Esa tarde que estuve con Sergio empezamos a discutir porque yo no quería acostarme con él y él estaba empeñado en que tuviésemos sexo, cuando conseguí zafarme de él me dijo "Eres una puta guarra ¿Tú crees que alguien más se va a querer acostar contigo? Si tu coño ha pasado ya por todos los chicos de aquí, ¿Qué te esperas Albita? Me das asco, me he estado acostando contigo porque me dabas pena, pero ahora solo me das asco, así que ya te puedes ir de mi casa" Salí de su casa corriendo y en ese momento noté mi mundo venirse abajo.

Por la adrenalina de sentirme viva, sentir que soy mayor y que hago lo que me da la gana la vida me había dado una buena hostia, aunque ese día no lo vi, y los siguientes meses tampoco, esa hostia fue la que me hizo darme cuenta de que la vida no se basaba en querer ser mayor y pensar que por hacer unas cosas u otras era más mayor que otras personas. Ese aprendizaje me hizo darme cuenta de que hay que saber vivir cada cosa en su momento.

-No...bueno sí...no sé mamá.

-Alba, ya te lo he dicho, lo único que quiero es que seáis felices, y si es una chica la que te hace feliz pues me parece perfecto.

-Pues es que nos hemos besado algunas veces, y se enfadó conmigo porque cuando están mis amigos al lado paso un poco de ella y encima la dije cosas horribles.

-Ay niña, ese brillito en los ojos ya me dice todo. Tú lo que debes hacer es hablar con ella, disculparte y arreglarlo, además que seguro que si tu  a Natalia también la importas.

-Bueno, voy a pensar que le digo y a ver si quiere hablar conmigo.

-Seguro que sí cariño, bueno en media hora baja que estará lista la cena.

-Vale mamá, gracias.

-¿Estás mejor?

-Sí, gracias de verdad."


-Bueno hija, me imagino que por la cara de felicidad que me traes habéis solucionado las cosas.

-Sí, la verdad que me ha perdonado y hemos podido solucionar las cosas.

-¿Sabes lo que tienes que hacer ahora, no?

-No, el qué.

-Ay hija, que tontita, ¡Pues qué va a ser! Ahora tienes que hacer con ella lo que te salga y no apartarla delante de tus amigos, que normal que se moleste la muchacha.

-Tienes razón mamá, luego hablaré con estos. –Dije refiriéndome a mi grupo de amigos. –Y les diré que entre Natalia y yo han surgido cosas, porque tampoco tengo por qué ocultarlo.

-Claro hija, si es muy fácil, haced lo que os salga del corazón, pero con mucha precaución eh, eso si te lo pido. -Dijo exagerando. Esta mujer era una dramática y mucho había tardado en empezar a exagerar.

-Que sí mamá, tu tranquila que soy muy responsable.

-Sí, sí, lo dice la que se va a las once y pico de la noche a ver a su novia con el frío que hace y teniendo al día siguiente clase.

-¡Calla! Que no es mi novia. Me voy a la cama.

-Eso, ¡huye, huye! -Dijo exagerando.

-Descansa mamá y gracias por todo.

***
Capítulo cortito, más que nada para que veáis también qué cosas ha vivido ella también y por qué actúa como actúa o hace lo que hace.

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