10: Ansiedad

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Entré en el baño aprovechando que Marta, Miki y Julia habían ido a la cafetería. Al entrar vi a Alba, que estaba mirándose en el espejo. Me acerqué a ella y la abracé por detrás, rodeándola con mis brazos por su cintura.

-Vaya semana de trabajos, rubia. Había pensado en que podíamos quedar este finde si te apetece.

-Me apetece. –Me dijo con una gran sonrisa en la cara.

Alba se giró y me besó de manera suave, casi como llevaba haciéndolo toda la semana.

-¡Alba, vamos, que Joan nos está esperando tía! –Se escuchó el grito de María junto a unos pasos rápidos que se acercaban al baño.

Alba me apartó y salió rápidamente del baño.

¿Tan importante era no dejar a Joan solo ni un segundo para tener que apartarme así e irse sin decirme absolutamente nada?

Vale, que sus amigos todavía no sabían nada de que Alba y yo habíamos estado liadas las dos últimas semanas, pero tampoco era para estar así. Cada vez que Alba y yo nos mostrábamos más cercanas de lo “normal” Alba cortocircuitaba y se alejaba de mí como si fuese una completa mierda.

Y de verdad, que podía llegar a entenderla, pero tampoco hacía falta que me tratase así. Su actitud estaba empezando a cansarme y ya no por lo que me hacía, sino porque luego actuaba como si todo estuviese perfectamente bien y ni siquiera se disculpaba conmigo.

Luego, cuando estábamos a solas era la versión de Alba más cariñosa que había visto. Cuando estábamos juntas todo iba de maravilla, ella se dejaba llevar y no teníamos ningún problema. Pero en cuanto alguien de su círculo cercano estaba cerca se convertía en una Alba que se dedicaba a evitarme constantemente.

Me mojé la cara y salí del baño, encontrándome con mis amigos esperándome para salir al recreo. En los últimos quince minutos del patio nos juntamos con el grupo de Alba, como solíamos hacer normalmente.

Habíamos establecido alguna especie de norma no escrita y en casi todos los recreos primero cada uno estábamos con nuestro grupo y luego nos juntabámos todos. Aunque esto era algo que no ocurría siempre, muchas veces cada uno iba a su rollo o nos mezclábamos los de un grupo con otros. Realmente éramos como un grupo grande que se dividía en pequeños grupos aparte.

-¡Wonka! Que parece que te ha comido la lengua el gato. –Dijo la Mari gritándome.

Alba se giró a mirarme y yo pasé de devolverla la mirada. Ella estaba seria, y yo visiblemente enfadada.

-Estoy rayada con el trabajo de economía de las inversiones.

-Todo el día pensando en los estudios, si al final resulta que sí vas a ser la aplicada del grupo.

-Será eso Mari.

-¡No me lo creo!

-¿Qué pasa Marta?

-HABEMUS LOCAL DE NOCHEVIEJA CHAVALES.

-¿Enserio? –Dijo Alfonso.

-Que sí, que sí. Me acaba de escribir el Joe Pérez y ha aceptado. Os leo “Hola Marta, te escribo para confirmarte que después de ver los papeles firmados de los mayores de edad tenéis el local disponible el día 31 de Diciembre, desde las 22:00 hasta el 2 de Enero a las 12:00 que será cuando tengáis que entregarme las llaves del local de vuelta. El local debe estar en las mismas condiciones que al daros las llaves, es decir, limpio, colocado y sin ningún tipo de desperfecto para que se os pueda devolver la parte correspondiente de la fianza. Para confirmar solo debes ingresar el dinero al número de cuenta que viene en la imagen adjunta al correo y el 31 por la mañana podría daros las llaves. Buenos días y un saludo”

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