4: Fiesta

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-Deja de reírte ya Marta. -Dije tomando otro sorbo de cerveza.

-Tía, es que me hace mucha gracia verte tan rayada por alguien después de todo por lo que has pasado, has estado muchísimo tiempo frenándote con todo el mundo, incluso con Miki y ahora Alba en una semana ha hecho que te quites esa coraza.

-¿Y qué hago? Más miedo tengo yo con toda esta situación, pero de verdad que no sé que hacer.

-Pues qué vas a hacer, nada tía. -Se quedó pensativa. -Bueno, podrías ver si tienes alguna posibilidad.

-Pero si te estoy diciendo que es hetero, si lo sé no te cuento nada, de verdad. -Bufé sacando mi paquete de tabaco. Marta era junto a Miki mi mejor amiga, ella sabía por todo lo que había pasado junto a Santi, Miki y Eloy.

-Que sí, que sí, pero tú también eras hetero, hasta que empezó a gustarte Alicia. Además ¿Qué vas a perder intentándolo? -Alicia, de nuevo ese nombre tan odiado por mi, ese nombre que me daba tanto dolor y tantos recuerdos a la par.

-Pues yo que sé, imagínate que se da cuenta y ya no quiere hablarme, o no sé. -Hacía una semana desde que Alba y yo habíamos quedado por última vez, y me atraía mucho. Me encantaba hablar con ella y estar tiempo a su lado, pero como siempre la vida me da la espalda, y aunque no me la diera yo no sabía si estaba preparada para tener algo con alguien y tampoco sería justo jugar con Alba a adivinar si mis miedos se habían disuadido lo suficiente para poder tener algo con alguien.

-Ni que tuvieseis cinco años para andar con esas gilipolleces, vamos por lo que me has contado parece una chica madura, y si se enterase de lo que te pasa yo creo que le daría igual.

-No sé, yo creo que voy a pasar y ya. -Marta puso una cara de indiferencia total, y sabía que lo hacía porque tampoco me iba a dejar ayudar más allá.

Seguimos hablando un rato de las cosas más raras que nos habían pasado cuando vi a Alba y María sentándose en una de las mesas de al lado de la terraza donde nos encontrábamos Marta y yo.

-Ahora, también te digo que el día de la navaja, fue de lo más surrealista.-Me quedé mirando a Atenea y justo en ese momento se dio cuenta de nuestra presencia y se levantó para acercarse a saludar, inconscientemente sonreí y ella hizo lo mismo.

-Hola. -Se acercó y me dio un beso en la mejilla y yo la saludé también con un "hola también de acercó a Marta y le dio dos besos a modo de saludo, debido a que se conocían porque ambas iban conmigo a clase.

-¿Te quieres sentar a tomar algo con nosotras Alba? -De verdad que Marta no sabía quedarse callada ni un solo rato, qué incómodo.

-Es que estoy con una amiga.

Antes de que Alba siguiera hablando Marta la cortó y la ofreció que se sentaran las dos con nosotras, y al final Alba cedió y María y ella se sentaron en nuestra mesa.

-¿Qué queréis tomaros chicas? Albi, tu quieres una Fanta, ¿No? -Empecé a reírme y ella mi miró con cara de indignación mientras Marta y María nos miraban sin entender la situación.

-Pues no chula, quiero una cerveza.

-Seguro que quieres una con limón, sigue siendo como Fanta chulita.

-Eres idiota, quiero una cerveza normal, ¿Y tú Mari?

-Vaya pregunta, otra por supuesto.

Alba y María pidieron y nosotras aprovechamos para pedir otra cerveza cada una. Marta empezó a hablar otra vez sobre las cosas que nos pasaban cada vez que estábamos juntas y Alba y María no paraban de reírse.

TLICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora