Parallel - Sirius Black

Cerrojos y citas nocturnas

Al salir de Blackwood Manor, Sirius notó que Samantha tenía razón, cerca de ellos no había rastro de ninguna casa, solo un denso y espeso bosque de cada lado. Respiró profundo y sintió el aire frío con el aroma a tierra húmeda inundarle los pulmones y sonrió. Extrañaba Hogwarts, sentir la libertad que aquello le daba, cerró sus ojos y se limitó a apreciar aquella noche fría que acariciaba su rostro.

— Pareces muy feliz — gritó ella mirándole desde el retrovisor.

— Me recuerda al bosque de Hogwarts — soltó él — ¿Falta mucho?

— Tardaremos unos quince minutos en llegar al centro, al menos, tu ropa parece normal — soltó con una sonrisa y Sirius podía verla en el retrovisor — Cualquiera pensaría que te vestirías de tu época pero de cualquier forma lo vintage está de moda.

Sirius frunció el ceño. ¿Había sonado a un halago o un insulto disfrazado. No quiso preguntar. Solo llevaba su chaqueta negra y una camisa del mismo color, jeans y botas.

— Pensé que iríamos a la casa de esa mujer.

—  Lo haremos Black, pero su casa es en el centro — respondió la pelinegra mientras tomaba una curva cerrada que hizo que Sirius se sostuviera con fuerza.

No lo admitiría, pero encontraba a Samantha muy diestra con la moto y eso le agradaba. Quizás en otras circunstancias podrían ser buenos amigos, llevarse tan bien como con Marlene. Poco a poco comenzó a ver aún mas luces, pudo ver que había mas autos y lo que parecían tiendas alrededor. Aquel lugar no le recordaba a ninguno donde hubiese estado, el ambiente era frío esa noche y poca gente transitaba.

Samantha detuvo la moto en un callejón poco iluminado y la cubrió con un lienzo plástico tirado en el piso. Sirius tenía la leve idea de que ese era el lugar usual de escondite para la moto.

— Parece que has hecho esto antes — susurró Sirius con una sonrisa divertida — No es que te lo reproche, pero realmente eres toda una buscaproblemas.

—Los problemas a veces me encuentran solos — admitió ella — Quiero que me vea el menor número de personas, es domingo y usualmente no me ven por aquí menos de noche.

Samantha le hizo una seña para que le siguiera, pero se quedó embelesado al ver las tiendas iluminadas esa noche. Salem parecía ser un lugar acogedor, algo siniestro y misterioso, se encontró pensando en que Samantha encajaba perfectamente en aquel sitio.

— Se que es encantador, pero no te quedes atrás — insistió ella mientras le tironeaba de la chaqueta.

Antes que pudiera decir algo mas, un chico rubio se acercó hasta donde estaban y pasó su vista de Samantha hacia Sirius. El ojigris miró a la chica quien no parecía muy feliz, tenía aquella expresión que reconocía bien, sobretodo porque Lily se la daba seguido.

— Spellman, ¿has escuchado que las brujas solo salen de noche?

Sirius vio como ella mantenía sus manos en puño y lo observaba con furia.

— No me digas, Daniel, yo solo había escuchado que los idiotas suelen aparecer cuando no se les llama, creo que es cierto porque acabo de verte -
— terció con una media sonrisa.

— ¡Auch! — fingió el chico llamado Daniel quien luego se quedó observando a Sirius de arriba a abajo  — ¿Nuevo novio?

— ¿Por qué? ¿Te parece atractivo? Quizás pueda presentartelo. Según Fanny eres un chismoso de primera, ¿que no es lo que hacen las chicas según tu?

Sirius se mordió el labio para no reírse. Samantha tenía una lengua mordaz y ya Daniel parecía a punto de explotar.

— Como desees, Samantha. De cualquier forma, veo que sigues igual que siempre — Daniel suspiró y esta vez pareció regalarle una sonrisa sincera.