Celos

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Tal como Samantha había predicho, Theodora había realizado un intenso interrogatorio, tan extenso que James se sentía igual que el día de la entrevista para la academia de aurores. La pelinegra, sin embargo, debía admitir que Sirius mentía tan fácilmente y era tan encantador que cualquier cosa que dijera sería considerada verdad, notó también que Lily parecía tener ojeras y unos ojos tristes esa mañana, luego le preguntaría, aunque se hacía una idea luego de ver el libro en sus manos, escondido rápidamente.

— Creo que deberían irse ya o el autobus los dejará y no creo que deseen irse caminando — dijo Samantha hacia sus hermanos quienes se miraron y resoplaron levantándose resignados — Tengan un buen día, cabezas de zanahoria.

— ¡Eh! — se quejó Roselyn pero Tristan solo le tomó del brazo sonriendo y despidiéndose de los demás.

— Samantha, tu abuela me ha pedido que te solicite encarecidamente que dejes de subirte a la moto, que si deseas ir a algún lado sabes que pueden llevarte — habló Theodora con solemnidad.

— La moto es mía, la he arreglado para mi uso y tengo mi licencia — terció la pelinegra con un tono seguro y los tres merodeadores se fijaron en ella — Se manejarla muy bien, me gusta hacerlo.

— Todos sabemos que te gusta, querida. Tienes el mismo espíritu de Jamie pero, es poco seguro y...

—  Si algo es poco seguro, es confiar en las personas, Thedora y de cualquier forma lo hacemos —  Samantha le miro y sonrió de medio lado — Mi madre seguramente desaprobaría que su moto estuviese llena de polvo. Puedes verlo como un tributo a su memoria. Además, si he de morir espero que sea bajo mis términos y en la moto sería irme como toda una rockstar.

Sirius se sobresaltó cuando Theodora soltó una de las tazas de forma estruendosa sobre el fregadero y miró a la pelinegra con total consternación.

— ¡Por Dios, Samantha! Tu consideración hacia el riesgo me preocupa ciertamente — la mujer parecía alarmada — ¿Que pensarán tus invitados?

La pelinegra se giró a verlos y se encogió de hombros.

— Probablemente uno de ellos me apoye en que ir en moto es lo mas emocionante que hay, además, todos aquí conocen mi ligera aversión a la tranquilidad.

— ¿Eres una buscaproblemas? — preguntó Sirius con un brillo particular en sus ojos.

— Soy la causa de los mechones blancos en el cabello de Theo — dijo sin darle tanta importancia — ¿Cierto, Theodora?

La aludida asintió solemnemente y suspiró. Parecía realmente preocupada, como una madre lo estaría.

— Bien, bien. Supongo que al igual que tu padre no podré disuadirte de nada — se plantó mientras fruncía el ceño — ¿Piensas darles un recorrido por Blackwood? ¿Por qué no los llevas a la fabrica? Seguramente les encantará conocerla.

Esta vez Samantha sonrió sinceramente y miró hacia Remus. Él notó que los ojos verdes de Samantha brillaban, mucho más de lo que había podido notar la noche anterior.

— Estoy segura que a ti te gustaría mucho. Desde que entras te invade el olor a chocolate — dijo ella con un tono mas motivado.

— ¿Tu familia se encarga de vender chocolate? —  preguntó el ojimiel mas interesado y ella asintió.

— Hacerlo, venderlo. Aunque tenemos otros negocios, pero mi favorito es la fábrica de chocolate por supuesto — le explicó — De hecho...

La pelinegra se levantó y caminó hacia uno de los gabinetes suspendidos, a unos metros de la mesa. Se puso en puntillas y tomó una caja, dejándola en frente de Remus, abriéndola con cuidado. Sirius lo notó, la expresión feliz de su amigo y la sonrisa de la pelinegra, cosa que le causó un pinchazo de molestia. Se acercó a ver mas de cerca y notó que estaba repleta de chocolates, envoltorios de varios colores y tamaños.

Parallel - Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora