De peleas y primeros encuentros

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Tristan Spellman solía admirar muchísimo a Samantha, no solo por ser su hermana mayor sino porque también tenía mucho tino en tomar decisiones así como también para salirse de problemas muy fácilmente y sobretodo bien librada.

Tenía la habilidad de resolver cualquier situación y una amabilidad tan infinita como su sentido del humor, uno que parecía que había desaparecido desde hacía unos meses, así que en esa oportunidad, por primera vez, conoció una parte de ella que sintió preocupada, molesta y sobretodo decepcionada.

Los ojos verdes de Samantha eran idénticos a los de su abuelo Cygnus y cuando estaba molesta tendían a oscurecer como un lago profundo lleno de misterios. Tristan los observaba con miedo, como si esperase que una fiera le atacase.

—Me voy dos malditas horas fuera de la casa y, ¿que se les ocurre? Buscarse problemas — les riñó ella mientras se acomodaba un mechón de cabello que se había atravesado en su vista — Se que no soy el mejor ejemplo para tener esta conversación, pero recuerden en la situación que estamos ahora. ¿O se les olvida que la abuela no está aquí?

— Sam nosotros...

— ¡Silencio Roselyn! — la aludida calló. Bajo su espesa cabellera pelirroja, aquel rostro lucía verdaderamente pálido, sobretodo porque su hermana jamás usaba su nombre completo, siempre era Rosie, Rose, Lyn. Pero en ese instante, Samantha había tomado fieramente su papel de hermana mayor y ahora los miraba con una fiereza que jamás creyó capaz — Te conozco mas de lo que tu te conoces, Roselyn Spellman y estoy segura que has sido tu la de esta idea que extrañamente pareció funcionar.

—Pero Sam, yo...

— ¡No he terminado! — Samantha caminaba de un lado al otro con los cuatro visitantes mirándole atentamente, sobretodo Sirius a quien le recordó un poco a Andrómeda, cuando se molestaba — ¡¿En qué pensaban con todo esto?! Roselyn, tu, habla — le apuntó Samantha y la muchacha tragó grueso.

— Que-quería...es que encontré esto en la tienda de Olena y...

Aquello debía ser muy malo o eso le parecía a Remus quien notó como el rostro de aquella pelinegra se tornó rojo y abrió su boca indignada.

— ¡¿Fuiste a la tienda de Olena Grey?! ¿Cuando?

— Ayer, al salir de clases y...

James quien estaba atento a todo miró de Sirius a Samantha como si algo le causara gracia. Cuando la pelinegra se acercó de manera amenazadora hacia Roselyn le parecía una completa furia, como un animal de caza, casi tan igual a Sirius cuando se enojaba.

— Estás tan, pero tan hundida, Roselyn Spellman — apuntó Samantha con su dedo a la pelirroja. Ella exhaló y pasó su vista hacia Tristan quien se mantuvo firme.

— ¿Algo que decir? Te hacía el mas sensato — regañó ella y el muchacho suspiró abatido.

— Lo siento Sam, yo...intenté persuadirla pero...de cierta forma...también quería verlos.

La expresión de Samantha se convirtió de una molesta a una de completa decepción. Lily notó como había tomado un suspiro, era como si estuvieran en un problema familiar mucho mas grande.

No tenemos magia, Tristan. ¿Cómo pensabas traerlos? ¿Polvo de hada? — se quejó la mayor — No volverán, jamás.

— Funcionó...de cierta forma — musitó Roselyn casi tan bajo que Samantha tuvo que acercarse un poco — Viste que hicieron magia también.

— ¡No quiero seguir hablando del tema! Esperen aquí — ella caminó y los dos chicos se voltearon hacia ella.

— ¡Sam! ¿A dónde vas? — gritó Tristan pero solo escucharon la puerta principal cerrarse fuertemente.

Parallel - Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora