Parallel - Sirius Black

Civilizados

Los sueños de Sirius habían sido diversos esa noche. Había algo en todo aquello que le parecía enteramente increíble y aún así tan fascinante que solo deseaba poder averiguar más de lo que estaba sucediendo. Esa mañana, fue el primero en levantarse así que decidió pasearse por toda la casa mientras el silencio parecía reinar en el lugar.

Estaba maravillado de cierta manera por aquel lugar y estaba muy seguro que era mucho mas grande que Grimmauld Place e incluso mas grande que la mansión de Abraxas Malfoy. Sonrió divertido al pensar que a su madre se le habría caído la mandíbula se ver una casa mucho más lujosa que la suya y probablemente habría hecho hasta lo imposible por convencer a su esposo de lograr lo mismo. 

El ojigris se fijó que había un montón de puertas y cuando logró salir del pasillo su mirada permaneció en un enorme ventanal que daba hacia un hermoso campo abierto tenuemente iluminado por el amanecer y casi oculto por la neblina, este parecía tener un camino de piedras que se iba perdiendo poco a poco  como si guiara hacia otro mundo.

Al llegar a las escaleras, en el descanso, notó dos enormes retratos, uno con tres personas de rasgos finos y hermosos, los dos hombres llevaban el cabello sobre los hombros ambos estaban parados detrás de una mujer de ropa sencilla y sonrisa amable. Sirius sonrió como reflejo, aquella mujer también estaba en el otro retrato, sola, pero su mirada parecía perdida y si lo pensaba mejor, era la mujer mas guapa que había visto antes, incluso si fuese solo una pintura. Entonces las palabras de Tristan llegaron a su cabeza, Samantha es mas Spellman que cualquiera, ojos verdes y cabello negro.

Sirius la detalló mejor, aquella mujer de ropa sencilla y hermosa sonrisa, tenía el cabello negro y ojos verdes y ciertamente Samantha tenía un gran parecido con ella si se fijaba mejor. Acarició el retrato y se quedó allí detenido por un instante, casi como si la mujer le mantuviera en un hechizo paralizante.

— Tu debes ser Selene Spellman — susurró para si mismo y sonrió sintiéndose algo estúpido —¿Alguien de tu familia que no sea bien parecido?

Bajó las escaleras y se asomó hacia el despacho. La puerta estaba abierta pero no había rastro de la chica allí, así que siguió hasta la sala pero no había nadie. Cuando estaba llegando a la cocina sintió el olor de los huevos revueltos y del pan tostado, también del café recién hecho, cosa que le hizo sonreír. Samantha parecía concentrada en su tarea de revolver algo dentro de su taza y su cabello oscuro cubría su rostro lo que permitió a Sirius adentrarse en el lugar sigilosamente.

— Pensé que despertaría y vería que todo era un simple mal sueño — dijo la voz de ella cuando el entró y se giró para verle con una media sonrisa.

— ¿Como...?

— Sexto sentido, supongo. Pude sentir que te acercabas. Es casi un don — ella permanecía con una mirada penetrante mientras se acercaba y notó rapidamente que se había cambiado y llevaba un sueter gris que le quedaba algo grande aunque le sentaba muy bien a su parecer  — ¿Lograste pegar el ojo?

— No, para nada — dijo con sinceridad y por primera vez, ella le regaló una expresión amable.

— ¿Los ingleses solo toman té? — preguntó Samantha mientras alzaba una ceja — Puedo preparar un poco.

— Pues no esté inglés. ¿Acaso es café lo que huelo? — tentó el ojigris mientras olisqueaba el aire — Prefiero el café sobre el té, no me gusta entrar en el típico estereotipo, además, no todos saben preparar un buen té.

— Bueno, al menos, para haber comenzado con mal pie veo que eres de los míos. Sinceramente, prefiero el café sobre cualquier otra bebida, quizás solo pueda ser superado por el chocolate caliente — admitió con seguridad — ¿Azucar?