9. Mi reflejo

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Pyo:

Noto como mi cara está completamente iluminada por la luz del sol. Me molesta. Con mucha pereza me giro sobre mi mismo para dejar el sol a mi espalda. Pero nada, ya me he despertado. Ahora siento como me duele toda la espalda. ¿Dónde estoy? Este sitio es incómodo. Abro con mucho esfuerzo un ojo. Y veo delante de mí una pared extraña. Abro el otro ojo y me reincorporo. Estoy en el estudio. Está toda la sala iluminada ahora, el sol entra por la enorme ventana. Me rio sólo, no me acordaba que ayer vinimos a componer. Pero yo no tenía el día, casi no escribí nada... cojo rápido el papel que está en la mesita delante de mí y me lo guardo en el bolsillo de la chaqueta. Suerte que Zico no lo vio… que vergüenza. No quiero tener que explicarle estas líneas.

Espera, ¿Y Zico…? Ah, está en la mesa. Me acerco y veo que se ha dormido encima de las hojas en las que estaba escribiendo. ¡Suerte que no babea! Me rio al verle… tiene la cara completamente apoyada sobre la mesa y las manos al lado de su cabeza. En una sujeta aún el boli. Madre mía… no debe haber dormido nada y hoy tenemos práctica de baile. Pobre, espero que pueda soportarlo. Me da pena despertarlo, se le ve tan bien, tan tranquilo, pero ya es la hora de bajar a ensayar. Me apoyo en la mesa, para acercarme bien a su oreja y le susurro:

-Jihonnie, hora de levantarse- Solo recibo como respuesta un gemido casi mudo -¡Jiho!- le grito susurrando. Me rio con lo que estoy haciendo, si alguien me viera… levanto la cabeza para ver mi reflejo en el vidrio de delante, en el que se encierra el micro para grabar. Me pongo nervioso al verme a mí mismo tan cerca… tan encima de él. Le vuelvo a mirar. Y me acerco más y más. Hasta que mis labios tocan su frente. Me quedo unos segundos así. Mi corazón no para de acelerarse. Su cara está tan caliente… Me echo atrás lo más rápido que puedo. Siento como mi cara está ardiendo. ¿Pero que estoy haciendo? Me dirijo a la puerta, quiero irme de allí. Pero no sé porque me detengo. ¿Qué me pasa? ¿Por qué me porto así? Pyo, es solo tu hyung. Él no tiene la culpa de que te despiertes en modo gilipollas. No puedo dejarlo aquí. Vuelvo a dónde está. Sigue profundamente dormido. Le zarandeo un poco por el hombro.

-Zico, despierta, ya vamos tarde- le muevo un poco más fuerte y al fin abre los ojos.

-¿Eh?- dice frunciendo el entrecejo.

-Vamos tarde, tenemos ensayo- le digo soltándole el hombro. Él suspira mientras se levanta

-Que mierda, tengo sueño- Se queja mientras se frota un ojo. Dios, está… está muy guapo todo despeinado. ¿Guapo? ¡¿Pero qué digo?!

-Eh…ya veo, ¿A qué hora te dormiste?

-Ni ide…- Suelta un bostezo. Me rio de él. Aunque en realidad me preocupa, está muerto- ¡Yah! no te rías.- Me suelta en un tono grave y rasposo, me pone nervioso pero aún me descojono más.

-Lo siento, lo siento.- Digo rápido antes de que me dé una colleja.- Ve al baño a lavarte la cara, yo voy a sacar café de la maquina.

Sin decir nada se dirige al baño y yo salgo al pasillo en busca de la máquina de café. Está al final del pasillo. Elijo dos cafés solos largos. El mío con mucho azúcar. El suyo sin. No entiendo cómo se puede tragar algo tan amargo. Le espero allí mismo. Al medio minuto aparece. Parece algo más despejado aunque sus ojos están rojísimos.

-¿Ya podrás aguantar hoy?- Le pregunto pasándole su café

-Debo hacerlo. ¿Hasta qué hora es el ensayo?

-Hum… Hasta las 3 creo.- Suelta un suspiro pesado, de resignación, y le da un sorbo al café. Su cara no tiene precio. Saca la lengua con cara de asco.

-¡Es con azúcar!- Dice medio gritando con un tono agudo de repelús.

-¡¿En serio?! ¡Me habré confundido!- Le digo cogiéndole tan rápido el café que me lo llevo, con su mano aún agarrándolo, hasta mi boca y le doy un sorbo. Él abre mucho los ojos pero no se aparta ni suelta el vaso. Nos quedamos unos segundos como paralizados, mirándonos el uno al otro. Joder. ¿Qué me pasa? Me he vuelto a poner nervioso- Eh… si lo siento, este es el mío.- Le consigo decir, pero sin mirarle. Le cojo con cuidado el café y le ofrezco el otro. No levanto la mirada, pero aún noto la suya clavada en mí. Mierda, seguro que me ha notado raro. Pero por fin, me coge su café.

-Gracias.- Se limita a decir y empieza a caminar hacia el ascensor. Le sigo hasta este. Da un sorbo a su café- Mucho mejor.- dice sonriendo.

-Lo siento, es que al ser los dos solos, no me he acordado de cual era cual.

-No pasa nada, lo entiendo- dice riéndose. Suerte que se ríe… -Bueno lo que nunca voy a comprender es cómo te puedes tragar eso… ¡con lo empalagoso que es!- Me dice señalando mi café y con cara de estar acusando a un loco peligroso. Rompo a reír. Se abren las puertas del ascensor y entramos. Picamos el 3er piso, es donde están las salas de ensayo.

-Yo no entiendo cómo puedes con eso tan amargo…

-Así es más autentico, ¡¿Vale?!- Me responde con un tono dramático mientras cubre su café como para protegerle de mi insulto. Y me vuelve a hacer reír. Es el mejor.

-Vale, ¡amargado!

-¡¿Qué?! ¡¿Amargado yo?!- Me pregunta en plan histérico e indignado. Me parto, no puedo parar de reír, y ahora me da una colleja. Se abren las puertas del ascensor y yo salgo medio corriendo

- ¡Si, amargado!- le grito mientras le saco la lengua y sigo riendo, él sale tras de mi…

-¡Como te pille…!- Al girarme para huir me encuentro a todos nuestros hyungs en el pasillo observando la escena.

-Que energía de buena mañana- Suelta Jaehyo. Parece que está de mal humor, qué raro (ironía).

-Buenos Días- saludo a todos sin perder la sonrisa de mi cara.

-¿Estuvo bien la cena?- Pregunta Zico, que también sigue sonriendo. Me encanta haberle hecho reír así.

-¡Genial!- Responde Taeil. Me parece que demasiado entusiasmado… luego le pregunto.- Em... ¿vosotros comisteis?

-Ostia pues no.- Respondo. No me acordaba que no cenamos. Entre los nervios de volver a componer y todo... se me olvidó.- ¡Salgo un momento a comprar algo de desayuno!- Digo girándome hacia Zico.

-Voy contigo…

-No hace falta, bajo a la cafetería y subo rápido- le digo mientras vuelvo a entrar al ascensor. Antes de que se cierren las puertas vuelvo a mirarle a la cara. Su expresión es de… ¿preocupación? Aunque no me mira directamente a los ojos. ¿Le pasa algo? Bajo hasta la primera planta que es dónde está la cafetería de la compañía. Me decido rápido y cojo dos platos preparados de arroz con kimchi. Pero cuando llego a la sala de ensayos este ya ha empezado. Nuestro profesor ya está hablando.

-Pyo, deja todo eso al fondo y ven aquí. Vamos a empezar con Nillili Mambo.

Apenas nos situamos cada uno en nuestra posición que la música ya empieza a sonar. Cuanto tiempo. Parece mentira pero que ganas tenía de volver a ensayar y a trabajar.

Everything becomes chaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora