24. Tú también me gustas

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Pyo:

Nos encontramos los dos tumbados en el suelo, recostados sobre el costado mientras miramos la peli. El suelo es un desastre con las sobras de las pizzas, las servilletas y las bebidas. Pero recogerlo ahora... da pereza. No he seguido ni un minuto de la serie de anime. Al principio, porque han llegado las pizzas y mientras las comíamos hemos hablado algo, aunque no mucho, todo es tan tenso ahora. Le miro de reojo y veo que él tampoco está mirando la tele. Tiene la vista clavada en el suelo, parece triste.

-¿Zico...?- Le digo para sacarle de su mundo.

-¿Eh? ¿Qué pasa?- Se me queda mirando con el ceño medio fruncido.

-¿Todo bien? ¿En qué piensas?- Desvía la mirada y se muerde el labio nervioso. Creo que estaba pensando en lo mismo que yo, en cómo han cambiado las cosas entre nosotros dos. Han cambiado de tal manera que yo creo que ya no podemos evitar más el tema. Tomo aire antes de empezar a hablar. –Mira Zico, sé que las cosas están raras últimamente y lo siento. Pero creo que ni tú ni yo queremos volver a cómo eran antes. No queremos volver porque no sabríamos cómo, y yo tampoco quiero volver porque... -Me freno en seco, no puedo decirlo... no puedo.- ¡Porque me gustas! – Lo he dicho, ¡lo he dicho! Escondo al instante mi cara entre mis manos. La inseguridad me invade y los nervios atacan mi estomago. Noto su mirada clavada en mí, pero no dice nada. Su silencio es peor que una bofetada. Estoy a punto de salir corriendo cuando de repente noto su tacto en mi brazo. Me agarra la muñeca y me aparta la mano de la cara. No quiero mirarle, me da vergüenza. No suelta su agarre en mi muñeca, y con su otra mano me agarra el mentón y me voltea la cara, él se acerca y nos quedamos a escasos centímetros, noto su respiración en mi barbilla. Sigo sin mirarle, no me atrevo. Y de repente, sin mucha fuerza pero con seguridad noto sus labios en los míos. El contacto dura apenas tres segundos pero tardo más en reabrir los ojos, y mi corazón ahora va a mil por hora... no puedo ser muy consciente de mis actos. Zico está mirándome, sin decirme nada. Le agarro por la nuca y le atraigo hacia mí retomando el beso por dónde lo habíamos dejado, pero ahora con más ímpetu, ahora con más ganas. Mientras mantenemos una lucha desesperada en nuestras bocas, Zico recorre con una mano mi espalda con tal precisión que me pone la piel de gallina y me provoca un escalofrío. Termina por abrazarme aún más fuerte. Y cuando separamos nuestras bocas para tomar un poco de aire yo aprovecho para enterrar mi cara en su cuello y abrazarle muy fuerte. De repente noto un mordisquito en mi oreja –Aaaah...- me quejo flojito y oigo cómo Zico se ríe un poco y vuelve a morderme ahora con más fuerza. –Eeeh! ¡Que duele! –Le miro y se descojona. Hace andén de volverme a morder pero le empujo hacia atrás. Me pongo encima de él y le cojo las manos para que no se pueda defender y ahora soy yo quien le intenta morder una oreja.

-¡Noooo! ¡Pyo-piraña al ataque! –Dice sin parar de reírse. Y su risa me provoca la mia. Eso termina siendo una lucha de cosquillas, mordiscos y agarres revolcándonos por el suelo. Hasta que terminamos cansados, tumbados uno enfrente del otro y mirándonos. Me siento muy feliz en este momento, pero a la vez muy asustado. ¿En qué momento me tuvo que empezar a gustar mi amigo? –Pyo... ¿Eres consciente de que nos estamos metiendo en un lio, verdad? –Me pregunta en un susurro.

-Si... lo soy.

-¿Qué no se lo podremos decir ni a nuestros mejores amigos lo que sentimos el uno por el otro?

-Sí, lo sé.

-¿Y aún así quieres que empecemos algo?

-Sí, lo quiero. –Tras hacer estas tres preguntas, escuchando mis respuestas muy atentamente, le aparece una sonrisa y me rodea con un brazo cogiéndome la cabeza por detrás y acercándome a él. Y juntando su frente con la mía cierra los ojos unos segundos...Cuando los reabre dice algo que no me esperaba:

-Pyo, tú también me gustas. –Al principio no me creo lo que acabo de escuchar y los ojos se me abren por la sorpresa, es algo que no esperaba oír ahora, pero llevaba muchos días queriendo oírlo. Zico... ¡Zico me acaba de decir que también le gusto! Me tiro a su cuello encerrándole en mis brazos. Y le beso, le beso mucho por toda la cara. Él empieza a reírse hasta que también empieza a besarme. Nuestros labios vuelven a encontrarse, pero ahora no es un beso desesperado el que nos une, es más tranquilo pero contento. Pierdo la noción del tiempo entre caricias y besos. De repente, el "clinc" familiar del ascensor nos hace levantar automáticamente la vista hacia la puerta. ¡Alguien está viniendo! Nos miramos y al acto nos separamos, como si ahora nuestros cuerpos se repudiasen. Zico coge los cartones de las pizzas y los dos vasos vacios y le observo mientras recorre cargado el camino hasta la cocina. Yo me siento en el sofá, me coloco bien la camiseta y subo el volumen de la serie. Madre mía, estoy nervioso, quien sea que entre por esa puerta... ¿No notará nada, verdad?

Se oye cómo alguien marca el código en la puerta y de seguido esta se abre. Jaehyo aparece mirando su móvil.

-¡Buenaaaas! –Grita.

-Hola.- Le saludo y él se sorprende al recibir una respuesta tan cercana.

-Tú y tu anime. –Me dice con mala cara cuando ve lo que estoy mirando. Yo le saco la lengua.

-¿Dónde está Taeil?

-Se ha quedado un momento abajo, tenía que hacer una llamada.

-Oh...- ¿Por qué no la hace des de nuestra habitación?

-Bueno, yo me voy a dormir. Buenas noches.

-Hasta mañana. –Le digo mientras él ya ha recorrido medo camino hacia su cuarto sin despegar la vista del móvil.

En el mismo momento que se oye la puerta del cuarto de Jaehyo cerrarse, Zico sale de la cocina sonriéndome.

-¡Nos ha ido por los pelos!- Me dice.

-Si... mejor que nos vayamos a dormir ya. Ahora irán llegando todos. –Des de detrás del sofá me rodea el cuello acariciándome los hombros, y con su boca cerca de mi oreja me susurra.

-No quiero... pero supongo que llevas razón. Buenas noches, nos vemos mañana. –Seguido a estas palabras me da un beso en la frente, demasiado corto para mi gusto y desaparece por el pasillo. Y yo me quedo allí, fijo, paralizado, clavado. Con el corazón a mil por hora, desbocado e incapaz de asimilar todo lo que ha pasado en apenas un par de horas. No lo puedo evitar, una sonrisa enorme aparece en mis labios y escondiendo la cara en mis manos, me echo para atrás en el sofá y pateo el aire en un ataque de euforia. He basado a Zico y le he dicho que me gustaba... ¡Y él me ha correspondido! Soy... soy tan feliz.

Después de media hora ya estoy metido en la cama, aunque no hay quien se duerma. Aún estoy muy nervioso. Agarro mi móvil y abro el chat que tengo con Zico:

-"Hace mañana un cine o algo?"

-"Genial! ^^"

-"Guai, buenas noches."

-"Descansa, hasta mañana ♥"

Me sonrojo al ver el "♥". Pero me río, que cursi y tierno a la vez. Pero va, ahora sí, ya va siendo hora de dormir. Miro la hora en el móvil, es la 1 de la mañana pasadas. Me meto dentro de las sabanas y me acomodo bien en la cama. Pero al girarme veo el cojín vacio a mi lado y vuelvo a reincorporarme de golpe. ¡¿Dónde está Taeil?!


Everything becomes chaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora