Con la delicadeza de un ángel

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24 de Junio, 2009

Se me heló la sangre al percatarme de la fecha que marcaba la pantalla de mi teléfono celular apenas al observarlo. Tragué saliva y sentí un vuelco en el estómago, así que hice un enorme esfuerzo por soportar las náuseas y no correr directo al inodoro.

Ese era el momento por el que había decidido volver a la vida de Michael, era hoy, no había otra oportunidad, tenía que hacer las cosas bien, tenía que lograr que él sobreviviera a su fatal destino, y todo se reducía a unas cuantas horas.

Estuve nerviosa toda la tarde y casi podía asegurar que Michael había acabado por percatarse de ello cuando me preguntó si me sentía bien después de haberme llamado tres veces por mi nombre sin haberme dado cuenta de ello hasta la cuarta.

Y es que tenía tantas cosas en la cabeza, todas atormentándome de maneras diferentes...

Tenía que irme en dos días, pasara lo que pasara, lograra o no salvarlo, debía desaparecerme del 2009 para volver a mi realidad en el 2015, y me iba a costar fuese cual fuese el resultado, aun y cuando no quisiera ni pensar en la posibilidad de fallar, pues me provocaba migraña el solo hecho de imaginarme aquella situación.

Me deprimía el hecho de alejarme de sus hijos, me había encariñado mucho con los tres y me dolía tener que irme sin poder darles una explicación del por qué debía hacerlo, también estaba el hecho de tener que dejarlo a él, de no verlo en algún tiempo, pues si lograba mantenerlo a salvo, habría un hueco de seis años en el que no tendría ni la mínima idea de qué habría sido de su vida, de donde estaría viviendo, ni de... con quién.

Tenía que limitarme a seguir mi plan y a confiar en que funcionaria, pues era una simple mortal sin súper poderes, seguramente no tendría otra oportunidad de salvarle.

-       ¿Por qué te irás? – preguntó Paris con el ceño fruncido.

-       No puedo quedarme más tiempo, mis vacaciones se acaban – le expliqué con la esperanza de que aquello le fuera suficiente.

-       ¿No esperarás a papá? – Prince habló esta vez.

-       Lo haré, pero no aquí. Él me acompañará de camino a casa, lo veré después del ensayo – mentí, Michael ni siquiera estaba enterado de nada.

 Blanket permaneció en silencio aun y cuando fue el primero en acercarse a darme un abrazo fuerte de despedida.

-       Los quiero, chicos – suspiré pesadamente.

-       ¿Volverás algún día? – preguntó Paris que parecía bastante triste.

-       Espero hacerlo –

Salí de la mansión, no sin antes tomar las llaves el BMW negro de Michael, esas que descansaban en uno de los cajones de su escritorio.

Uno de los grandulones guardaespaldas que resguardaban a los niños me ayudó a subir los bolsos y maletas a la cajuela del coche y entonces arranqué un tanto nerviosa hasta el Staples.

No habrían pasado más de veinte minutos cuando lo vi salir acompañado de un grupo de personas, dirigiéndose directamente a la camioneta que siempre lo esperaba a la salida.

-       Hey, Michael – grité desde la ventanilla de su auto.

Él reconoció mi voz y se giró de inmediato hasta encontrarme. Frunció el ceño, parecía sorprendido.

-       Ven aquí – le invité.

Lo vi acercarse al chofer de la camioneta y darle algunas indicaciones, luego camino hacia mí y subió al asiento del copiloto sin esconder la sorpresa que se reflejaba en su bonito rostro.

El pasado es historia [Michael Jackson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora