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- Señorita, está muy hermosa -dijo Joseph cuando salí de la casa y empecé a bajar los escalones.

- Gracias, caballero -dije cuando llegué hasta el dándole un beso en la mejilla.

No tardamos mucho en llegar, ya que las calles no estaban tan concurridas.

...

- Bienvenidos a Art Nouveau Gallery -nos recibió una mujer y nos entregó unos panfletos. El sitio estaba lleno de personas; jóvenes, adultos y ancianos por todas partes. Las paredes pintadas de un blanco hueso estaban decoradas con pinturas y fotografías, y en las esquinas superiores tenían reflectores para iluminar lo que allí se mostraba.

- Vamos, te mostrare donde están mis fotografías -dijo Joseph tomándome de la mano. Avanzamos por varios pasillos hasta llegar a un área donde decía "Joseph Gashield". El lugar estaba atestado de jóvenes y adultos, que discutían sobre lo magnifico que se veían esas fotos.

Suponía que todos esos jóvenes eran amigos y/o conocidos de Joseph, nadie se había percatado de su presencia en la sala, aun.

Había fotos de chicas semi-desnudas, del mismo Joseph posando frente a su cámara, atardeceres, cielos estrellados pero, una en particular llamó mi atención.

Una chica parecida a mí con la misma ropa que llevaba ayer en la mañana en un sillón parecido al que está en el estudio en la casa de Joseph ¿era yo?

- ¿Esa soy yo o todo el champan que me has brindado me está haciendo efecto? -dije mirando a Joseph, inmediatamente se dibujó una sonrisa en sus labios y asintió.

Pegué un grito y toda la sala me miró con cara de "¿en serio, chica?"

- ¿Qué? ¿Nunca se habían emocionado? Soy yo que está en esa fotografía.

Los presentes cayeron en cuenta de quién era que estaba a mi lado, nada más ni nada menos que el autor de todas esas fotos, la multitud se amontonó sobre él y me hicieron a un lado.

Aproveché para ver mi foto más de cerca. Si fuera lesbiana, me casaría conmigo misma. Al pie de la foto se leía: "Modelo: Heillie Tunderhold, la chica que me gusta".

- Adorable, él nunca había hecho algo como eso. Realmente está enamorado -me giré para ver quién era que me estaba hablando, ya que no reconocía esa voz.

Era un señor alto y fuerte, con un poco de barba negra y el pelo estilo comandante militar.

- Disculpe -mi voz sonó más como un chillido.

- Que grosero soy, Konstantine Bogdánov, soy el padre de Joseph -dijo extendiendo su mano hacia mí. A decir verdad, si lo miraba bien a los ojos se parecían mucho a los de Joseph y tenían casi la misma complexión facial.

- Heillie Tunderhold pero, eso ya lo sabía por la foto -dije tomando su mano en un fuerte apretón.

- Supongo, que él no te ha mencionado nada sobre mí.

-No -dije con toda la calma posible, este hombre no me inspira confianza. Alguien tomó mi cintura por detrás de mí y me acerca a su cuerpo, mire de reojo y vi a Joseph sonreír y me relajé a su lado.

- Veo que ya se conocieron -asentí y su padre sonrió en mi dirección y luego a su hijo. - Pensé que no vendrías, porque mama me dijo que estabas ocupado con la compañía.

- ¿Y perderme tu demostración de arte? Nunca. Además sabes que soy el jefe y salgo cuando me da la gana.

- Bueno, eso no fue lo que me dijiste la última vez que te dije que Kara cumplía años.

- Sabes que se presentó una emergencia.

- Claro, y las otras tres veces también -la tensión entre padre e hijo estaba aumentando.

- Vamos, hijo. No querrás pelear delante esta hermosa chica que tienes por acompañante -su padre sabía cómo hacerlo callar. Punto para Konstantine, cero para Joseph.

Luego de un rato su padre se fue, porque quería ver a Kara, la hermanita de Joseph y hablar con Josephine.

El dueño de la galería, Paolo Nouveau. Inauguró varias salas de los artistas nuevos, hasta que llegó a la de Joseph.

- Bienvenidos sean todos a una sala más pero, esta es especial para mí, porque es uno de los artistas más jóvenes que he tenido jamás. Que se esforzó por conseguir un puesto aquí hasta que al final lo consiguió. Me complace anunciar la apertura de la sala "Joseph Gashield: de arte y fotografía". Y con ustedes el mismísimo Joseph Gashield -todos aplaudieron y silbaron, Joseph soltó mi mano y subió a la pequeña tarima donde estaba Paolo.

- Gracias a todos por venir esta noche. Estoy muy feliz por esta oportunidad que el señor Nouveau me ha dado y de enseñarle al mundo de lo que soy capaz -bajó de la tarima y se acercó a la fotografía que me había tomado - Hoy tuve la dicha de poder traer a la chica que me gusta y no solo en esta foto -varias personas rieron y otras silbaron - Llevo poco tiempo conociéndola, más o menos cinco días pero, creo que estoy enamorado. Heillie Tunderhold, ¿quieres ser mi novia? -todas las miradas se posaron sobre mí.

Ya me reconocían por la foto y por el grito que había dado antes. Varias chicas me estaban susurrando que le dijera que sí. Nadie en mi vida me lo había propuesto de esa manera.

- Si...-dije sin darle muchas vueltas al asunto.

Joseph le soltó el micrófono a la primera persona que se apareció en su camino hacia mí. Llegó a mí y me besó.

- Ahora que eres mi novia puedo besarte cuando quiera y donde quiera -volvió a besarme y sonreí.

...

- Pensé que dirías que no -dijo Joseph luego de casi media hora que teníamos dando vueltas por toda la ciudad.

- ¿Qué?

- Cuando te tiré la foto vi una oportunidad y hablé con Paolo. Eran dos planes: el plan A era decírtelo en privado pero, mi papa dañó esa parte y el plan B era decírtelo delante de todos.

- De cualquiera de las dos formas te hubiese dicho que si -dije, poniendo mi mano sobre la suya. Nos detuvimos en un semáforo y aproveché para besarlo y acariciar su rostro -Tengo hambre -dije y me aparté de él riendo.

- Eres una mata pasiones. Conozco un lugar que seguro te va a encantar -le di un beso corto y me acomodé en mi asiento.

...

- Bienvenidos al Parqueadero, mi nombre es Betty y seré su camarera esta noche -dijo una muchacha entregándonos varios menús de los distintos camiones de comida - Cuando estén listos para ordenar me pueden llamar -terminó de decir y nos sonrió a ambos pero, más a Joseph.

Carraspeé y alcé una ceja en su dirección, la muchacha se sintió avergonzada y se fue.

- ¿Qué fue eso? -dijo Joseph casi ahogándose de la risa.

- ¿Qué cosa?

- Eso de... - imitó mis expresiones y me reí.

- Solo protejo lo que es mío.

- Me encantas -dijo me besó.

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