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Joseph me dejó en la puerta de la casa de mi tía.

- Nos vemos más tarde -se refería a que nos veríamos en la casa de Thomas.

- Sí, nos vemos -me despedí de él y entré a la casa.

No pude descansar ni un minuto porque Caroline venia bajando las escaleras a toda velocidad a medio vestir.

- Prima querida, ¿estabas con Joseph o con Thomas?... No me digas, supongo que con Joseph porque por lo de esta mañana ni se diga -me abordó con tantas palabras que me dolió la cabeza al instante.

- Ah sí... estaba con Joseph -di por terminada la conversación y empecé a caminar hacia las escaleras pero, Caroline se metió en mi camino.

- ¿Qué hicieron? -preguntó con cara pícara.

- Bebimos café y lo ayude a elegir el bañador que se pondrá para ir a la piscina de Thomas, ahora si no te importa tengo que ir a arreglarme -dije algo disgustada, moví mis manos dándole a entender que quería que se apartara de mi camino.

- Pero, Heillie...

- Pero nada, yo no te ando cuestionando de qué haces o dejas de hacer, de seguro con ese chico de la parrillada, ¿cómo era su nombre? ¿Jeremy? -sabía que se enojaría, ese era el plan que se enojara y no me preguntara más nada.

Se giró a hacia las escaleras y subió.

Subí detrás de ella y entré a mi habitación, hice como en todas las películas de amor.

La chica cierra la puerta y se desliza en ella, hasta quedar sentada en el suelo y luego emite un suspiro como desahogo. Mirando a la nada pensando en todo. Después me paré de repente y me metí al baño a quitar todas las impurezas y malas vibras, me puse el bikini que había comprado y sobre esté un vestido holgado y mis sandalias, me hice la típica piña en el cabello y preparé el bolso que me llevaría.

Como siempre soy la primera en arreglarse, porque me dicen algo y ya estoy haciéndolo. El primero en bajar fue Marco, luego de un rato le siguió Jude. Falta menos de quince minutos para que Ty saliera de su habitación gritando que era tarde, pero el que esta tarde es él.

- Ya es tarde -estaba gritando Ty desde las escaleras, como predije justo a tiempo.

Eso es tan común en él, hasta cuándo va a mi casa hace eso.

- Solo faltan tú, Caro y Connor -le dije también gritando.

- Estamos aquí -gritaron al unísono Caroline y Connor.

- Bien, ya vámonos -dijo Ty, por fin bajando de su habitación.

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