Capítulo 6 [Sin Corregir]

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Seth palmeó su lado en un gesto que esperaba fuera conciliador para su compañera; de algún modo, después de haberle dado un casto beso se había retirado de su lado lo mas pronto que las leyes de la física podían medir al otro sofá mirando a todo menos a él, sonrojada casi hasta el cuello. Le había dicho entre dientes apretados que no significaba nada y no se hiciera ilusiones. ¡Ja! Bastante tarde para eso si le preguntaban a él.

-Regresa aquí. -volvió a tantear el terreno. La extraño tanto y hoy por fin sentía que progresaba. -Vamos, compañera, fue sólo un besito.

La vio masajearse las sienes y respirar profundo. -Tenías algo en la cara y me acerce demasiado. Perdón. No pensé que lo malinterpretarías.

-Mientes terrible.

Por fin dirigió de nuevo su mirada a él, pero en vez de alguna comentario o réplica le aventó un cojín a la cara que atrapó en el vuelo.

-Simplemente olvidalo y sigamos con eso. Dijiste antes que sabías algo.

-¿Antes de qué? -preguntó inocentemente. -¿De que me asaltarás la boca salvajemente?

-¡Seth! -le acusó.

Nessa

Me senté erguida tratando de no verme mas nerviosa; tranquila, me recordé. Tranquila. Tranquila. Era mas facil decirlo que hacerlo y al final lo conseguí gracias a Dios.
Si me concentraba lo suficiente, podía replicar en mi mente el momento exacto donde el calor de los labios de Seth se unió a los míos. Respirar su aliento, sentirlo cerquita, queriendo abrazarlo...

¡Ya! Me grite mentalmente; volví a repetir una docena de veces mas tranquila.

—Perdón—  sinceramente admiti —: No debí.

—Mi permiso lo tienes. Besame las veces que te entre en gana.

Gire los ojos pero resople con una risa nerviosa, y en ese momento mi estómago me salvo de buscar algo que decir; rugió por comida y mi compañero se aventuró a la cocina ofreciéndose a traer algo para comer ambos. Lo alcance en la cocina sin medir palabra y busque asiento lejos. Ya sea por la seguridad de los labios de  Seth o de mi terquedad.

Seth simplemente parecía irradiar desde el beso y dolía verlo esperanzase, porque era tambien esperanzarme a mí. ¿Podría olvidarlo?

Una risota proveniente de Embry alteró mi estafo de animo revolcandome-en-mi-propia-miseria a uno de ojala-mi-padre-llegue-pronto-y-los-corra. Simplemente acabe todo de mi plato cuando el brazo de Embry me rodeó el cuello atrayendome hacia el sin dejar de reírse.

—Eh, Nessa. Me entere de tu interacción de saliva con mi amigo.

—Al parecer Seth no puede mantener cosas para sí mismo. —Prácticamente gruñí. Al menos el aludido se puso rojo, pero al compañero de mi hermana no le afectó en nada.

—Dejalos en paz, Embry. —me gire hacia Helena, mi hermana, al tiempo que me zafaba de Embry. —Son cosas entre ellos dos.

—Quiero ayudar un poquito.

—Iluminanos. ¿Que brillantes consejos tienes para nosotros?

—Bien, a pesar de tu ofendedor sarcasmo, mi consejo es bueno.

No muy convencida, deje que me volviera a jalar hacia él, junto a Seth para que nos diga lo que pareció el secreto mas relevante del mundo.

Levante una ceja en escéptica, esperando alguna broma de mal gusto.

—Bien. Primero que nada, perdón.

Hablando de querer confundir.

—¿Perdón por qué? —Seth habló como si se arrepintiera de preguntar.

Snarl Down ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora