El beso..., bueno, no fue lo que esperaba.
Después de un momento me mantuve rígida, en mi lugar, tratando de contar los minutos y no disfrutar el momento porque sería traicionarme. Seth, por otro lado, me acercaba más y trataba que el beso fuera largo y suave.
No lo permití.
Pero podía utilizar el que estuviera tan pegado para rozar las partes que tenía con moretones, con la certeza que así se quitarían y no le harían más daño.
Una vez que Seth se dio cuenta se quiso despegar de mi, pero lo volví a acercar. Gruño sobre mis labios, y me levanto de donde estaba.
No le permitía alejarse de mi. Tenía que asegurarme que no quedaban moretones; pero, en un momento, Seth me soltó repentinamente unos segundos; por puro reflejo mis manos lo apretaron y me acerque instintivamente más, momento que aprovechó para sujetarme rápido riendo en mis labios y asegurándose que esta vez el beso sea como quiere.
—¿Cómo crees que te voy a soltar, compañera? —dijo, una vez separado de mí. Me miraba tan tiernamente que empecé a ponerme roja.
—Me gustas demasiado como para soltarte así nada más.
Titubeó sobre donde poner las manos. Seth me aprisionaba la cintura con ambas manos. Sentí un apretón cuando no le respondí nada; pero es que no podía.
Los moretones seguían ahí.
Con un toque de seda, volví a pasar mis dedos sobre su antebrazo lleno de círculos morados, casi verdosos. Mi voz sonó ronca cuando por fin hable.
—No entiendo por qué no te estás sanando.
—Al menos lo rojo paso. —puso las manos sobre sus moratones, igual que yo, pero después de un minuto me sonrió pícaramente. —O puede ser que necesite otra sesión de besos apasionados.
Bufé, pero por si las dudas me separé lentamente de él y esta vez me dejó ir tranquilamente; levante la mano para tocarle el cuello, cuando algo más llamó mi atención: mi propio brazo; la blancura que me regresó casi me asusta, tenía bastante tiempo de no ver mi piel limpia de morado o esa combinación verde y amarilla.
Continúa la inspección y las partes que no podía ver de primera mano comencé a tocarlas, y ninguna de ellas tuvo alguna seña de dolor. No podía creerlo. Jeremy tenía razón.
—Me ofrezco para volver al tratamiento para tus moretones si no se han curado todos —a pesar de su tono divertido y juguetón, estaba acomodándose para descansar en la camilla con una mueca de dolor. La cambio por una sonrisa cuando se dió cuenta que lo miraba. —, o incluso si sí se curaron.
Me acerqué a él, llevando conmigo todas las dudas rodando una tras otra en mi cabeza. ¿Si Seth había podido curarme, por qué yo no a él?
—Tengo que ir a hablar con Jeremy. Deberías venir conmigo para que te vea. —susurre al verlo cerrar los ojos. Alcanzó mi mano, apretándola contra su pecho mientras suspiraba lentamente.
—Quiero. Pero tengo mucho sueño. —al momento de decirlo, Nessa en realidad noto las bolsas bajo sus ojos. —Luego iremos con él.
Miro incómodamente hacia los lados, escuchando la respiración hacerse cada vez más profunda y tranquila. Se acercó hasta donde estaba, pero poco duró con él. Salió de la habitación, llamando a Jeremy.
—¿Qué sucede? —fue la primera respuesta al otro lado de la línea.
—Oye, es, es...—me iba a arrepentir. A lo grande. Pero Seth necesitaba que Jeremy lo viera, así que no importaba. —¿Puedes venir un momento a la casa de los Cullen? Necesito que veas a Seth.
ESTÁS LEYENDO
Snarl Down ©
FanfictionSeth me ha traicionado ¿No se supone que el amor entre compañeros es tan grande que no puedes engañar al otro? Al parecer, encontré el error a la regla. Y no importa lo mucho que sonría, que me busque, que lo vea celarme o que me siga cuidando aún...