Lo que no me atreví a decirte... Zayn y tu

Parte 18 Un San Valentín. Dos regalos. Uno visto. Otro no.

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Ayer, fue el día de San Valentín. El día en que están todos felices con las personas que aman, con las que pretenden vivir el resto de sus vidas junto a esa persona hasta envejecer.

Para mí, el día de San Valentín es uno como cualquier otro. En ningún momento dejé de pensar en vos Zayn. Me venía a la cabeza y me preguntaba lo qué estarán haciendo, o si habrían salido a cenar o a ver una película. Me preguntaba todo, y también si en algún lugar de tu vida yo estaré involucrada por lo menos un mínimo tiempo...

-Zayn-
Ayer, fue el día de San Valentín, el día donde me gustaría pasarlo con vos a mi lado ______ y estar abrazado a ti hasta que se apague la Luna. Pero no fue, ni será así. Y además luego de haberte visto con ese chico en el restaurante ya mi expectativas con vos recayeron como bombas en un combate.

Este San Valentín hice algo que nunca creí que llegaría a hacer por ti.

Te hice un regalo por San Valentín, no flores ni peluches, porque las flores se marchitan y los peluches se olvidan... Por eso pensé darte algo que te gusta y que lo usarás todo el tiempo que quieras...

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Estuve encerrada en mi habitación hasta que mi madre insistió en que saliera con mis amigas, que no podía vivir encerrada en ese lugar como si fuera el único en el mundo.
Ella tenía razón, no había motivos para estar en esa habitación plantada como un hongo esperando a que algo estupendo sucediera en mi vida. De hecho, si los había, había un motivo. Tú.

Pero por suerte, eso no me detuvo para ir a la casa de una amiga y juntarnos con otras cuatro chicas más. No quería pasármela sola, así que fui a la casa de una de mis mejores amigas y nos quedamos a dormir ahí. Admito que no deje de pensar en ti y en tu amada. Que por supuesto que le habrás pedido ser tu novia de la forma más romántica que una chica puede soñar... Mis amigas hablaban de todo un poco, y me preguntaron si me encontraba bien. Yo lo mínimo que podía hacer era no arruinarles la noche de chicas que teníamos por mis problemas con el tema de Nate, con la muerte de mi mejor amigo Ethan y por sobre todo de ti.

-Zayn-
Ese día me había levantado temprano y me dirigí a la biblioteca. Dije que después de aquél día no volvería por un tiempo pero le tenía que hacer una pregunta a Magie. Suponía que estaba abierta ya que nunca cierran por algún día en especial. Así que entré y busqué el libro que estabas leyendo un día que yo te miraba y tu no. Lo saqué del estante y me fui a con Magie para pedirle si me lo podía vender. Al principio creí que iba a ser mucho pero luego lo pensé bien y decidí hacerte el regalo igual. De todos modos, lo iba a hacer anónimo... E iba a ser el primero y el último que te hiciera. Magie estaba leyendo un libro de cocina cuando me acerco a ella. Le toco el hombro, se da vuelta y me dice:

-Oh, mijo! ¿Qué ocurrió que no vienes más? ¿Sucedió algo nuevo con la muchacha de la estantería vieja?- me preguntó haciendo un gesto pícaro hacia mi.

-No- en realidad, si, sucedió que ella estaba cenando divertida con otro chico, y que cómo lo sé, porque fui al mismo restaurante que ella a cenar con mi familia y la vi, pero luego huí como un cobarde en vez de enfrentar la situación.-No sucedió nada...- dije mientras miraba el libro entre mis manos y le mentía descaradamente.

-Que raro, no?- dice con una pequeña sonrisa en su arrugado rostro. -Ella tampoco ha regresado...-

-A si? Mire usted... Sabe... Yo vine para preguntarle algo...-

La anciana me miró atentamente.

-Quería saber si usted me puede vender este libro. Es que, se lo quiero regalar a alguien y...- dije mientras sacaba mi billetera de mi bolsillo y miraba los billetes que contenía. Magie me interrumpe.