Parte 14 ¡¿Cómo?!

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¿Cómo pude salir corriendo? Otra vez! Mi intención no era correr, era seguir mirándote como leías y admirarte por segunda vez de cerca.
No aguanté más, no respondí a tu grito y seguí corriendo hasta las estanterías viejas para poder estar tranquila y pensar en lo ocurrido.
Miré el libro que me había dado Magie. Me senté y lo dejé a un lado. No tenía ganas de leerlo, ya que estaba algo pensativa.

Pensaba en qué pensaras tu de mí. En si te parezco una estúpida por salir huyendo otra vez de ti. En el por qué gritaste mi nombre, cuando yo creía que para ti, yo no existía. En si, si me hubiera ido en ese momento, me habrías llamado devuelta. También pensé qué hubiera pasado si respondía a tu llamado y dejaba de huir.
Quizás hubiéramos hablado de algo, o quizás me hubieras dicho algo sobre el día que había huido por primera vez de ti. O quizás yo hubiera aprovechado la oportunidad que tenía, que me daba la vida y te hubiera dicho todo. Te hubiera confesado que no tengo palabras para describir lo que siento hacia ti, que me haces sentir la persona más feliz del mundo con solo una sonrisa tuya, que te amo y que no entiendo por qué habiendo tantos chicos te tuve que elegir a ti como a la persona que amo, a ti, que seguro no sabes nada sobre mi...

Pero eso solo si hubiera respondido a tu llamado y no fue así...

No me di cuenta, que ya estaba largando unas pequeñas lágrimas sobre la alfombra de la biblioteca. Me las sequé y volví a ojear el libro de Magie. Lo estuve leyendo hasta que anunciaran que cerrarían las puertas.
Fue ahí cuando escuché tu charla con Magie, otra vez. Ella hizo mención sobre tu enamorada. Otra vez, se escaparon unas lágrimas. No podía creer que te hubieras enamorado de alguien que no soy yo. Era obvio, porque nunca hablamos, ni nos juntamos para hacer algo, nada de nada, si eso no te hace NO enamorarte de alguien... No sé que otra cosa lo podría hacer...
Pude saber sobre el libro que estabas leyendo, que por lo que escuche trataba sobre un ángel guardián que se enamora... Algo así como el libro que me dio ella pero con los papeles vise versos. La chica el ángel guardián y su enamorado el chico. Luego escuché que Magie le decía que esperaba que haga la mismo que el chico del libro, cuidar a tu enamorada como si fueras un ángel guardián, como lo hacía el esposo de Magie con ella.

Después dijo algo de que ojalá la chica supiera que la quieres mucho y que algún día le puedas decir lo mucho que la amas...

Es irónico, porque yo amo a alguien y no se lo puedo decir. Y tú, tú amas a alguien y tampoco se lo puedes decir. Con la diferencia que yo te amo a ti y vos amas a otra persona que no soy yo...

Te despediste de Magie y te fuiste. Me asomé para verte, pero ya te habías ido. Lástima, hubiera sido lindo si te veía por última vez en el día.

Salí de las estanterías viejas y me acerqué a la única persona que quedaba en la biblioteca salvo yo.

-Gracias, de nuevo, por el libro que me dio.-le agradecí por enésima vez.

-No me lo tienes que agradecer querida! Para mi es un placer recomendar libros a chicos tan entusiastas con la lectura como tú y el otro muchacho que se fue recién.-dijo moviendo la cabeza en dirección a afuera. Yo miré creyendo que estarías ahí, ya que somos los únicos jóvenes que venimos aquí, pero no. Solo la oscura noche se encontraba ahí afuera, que esa vez solo estaba iluminada con faroles de color blanco y junto a ellos ayudaba a iluminar la Luna.

Por las dudas, pregunté:

-¿Qué muchacho?-

-El que te atrapé espiando cuando estabas juntando los libros con los que habías tropezado en el momento que te estaba recomendando ese libro.- dijo con una sonrisa pícara y luego señaló el libro que sostenía.
Era la primera vez que hablaba con ella. Me hacía acordar a mi abuela...

-Yo no... Yo... Es que...- tartamudeé.

-No tienes por qué negarlo... Se nota que te gusta ese chico.-

-Pero... Yo... No lo conozco, solo lo vi una vez aquí y algunas veces en el instituto.- me defendí aunque ya no tenía por qué hacerlo. Era ridículo, ya que ella ya sabía todo.

-Mira niña... Se ve en tu preciosa cara, que no te gusta, que lo amas... Yo sé adivinar muy bien las caras de las personas!- quedé con boquiabierta.

-Pero...-

-Basta de peros.-

-¿Tanto se nota?- me desahogué y dejé que cayeran las lágrimas que ya venía conteniendo. Pero no todas...

-Oh mi niña... No llores, no quiero verte así... Escucha, ¿por qué no le dices que lo amas? No es muy complicado...- dijo agarrándome las manos.

Si usted supiera...

-Eh... Me tengo que ir... Pero gracias por el consejo, en serio.- me alejé rápido de ella, le mostré mi mejor sonrisa y me fui.

-Tenlo en cuenta querida!- me grito desde adentro cuando ya estaba saliendo de ahí.
Salí llorando, no aguantaba más, no podía. Estaba destruída. Primero lo de Ethan y ahora esto, devuelta. Para Magie es muy fácil que le diga lo que siento pero para mi no, porque o me rechaza, o se ríe de mi, o se burla de por vida con sus amigos de mi, o me toma como una estúpida niña enamoradiza de chicos que ni conoce. Entre esas opciones no hay una que diga que me va a decir que siente lo mismo que yo al confesárselo...
Había un auto cuando salí, no veía nada por las lágrimas y tampoco por las ventanas negras que llevaba, asíque no me esforcé por ver quien era y seguí mi camino como si no hubiera nadie parado con el auto ese.

¿Cómo puede ser que sea tan obvia cuando te miro o cuando te tengo cerca que todos se dan cuenta que te amo... Menos tú?

¿Cómo?

Si se nota mucho que te amo, ¿cómo tú no lo notas?

¡¿Cómo?!

Lo que no me atreví a decirte... Zayn y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora