Reye y el país de la ropa de segunda mano

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Parece una especie de centro comercial súper moderno en el que tenemos que dar una visa para que nos dejen pasar; Estados Unidos versión centro comercial chido.

Vengo de la mano con el chico de mis sueños, su apariencia ahora es de complexión delgada, cabello negro con el flequillo tapando uno de sus ojos y ropas de colores vivos pero desgastados. Pero se ve feliz a mi lado.

–Oye, bebé, mi tía y mi abuela dijeron que están por aquí y quieren que nos juntemos con ellas. ¿Te gustaría...?– Digo y no termino la pregunta por miedo de incomodarlo.

–Está bien, son tu familia.– Responde, me mira y noto que tiene una sonrisa y mirada tristes.

Llegamos con ambas mujeres ancianas y mi tía al verme empieza a sacar de un montón de ropa de una mesa prendas que le encantaron de mi talla. Empiezo a ver cada prenda y a probarlas sin ponermelas.

Mi abuela le susurra algo a mi tía, se nota que están juzgando a mi chico por las pintas que lleva.

¿Mi chico?... Eso suena bonito.

Me enojo y me acerco al muchacho para besarle, me corresponde y me carga haciendo que enrede mis piernas en su cintura.

Si alguien lo ve de fuera diría que nos besábamos con hambre. Pero yo digo que, sí fue un beso muy acelerado, era como si lleváramos tiempo queriendo demostrarle al mundo nuestro amor. Cómo si no nos hubiéramos besado así frente al mundo nunca.

Él muerde mi labio inferior y me susurra cuánto esperaba él besarme de esa manera.

Yo despierto, veo el techo blanco de mi cuarto y siento un picor en mi labio inferior. Siento el sabor de sus labios sobre los míos.

Te encontraré algún día.

Chico de mis sueños.

Sueños sin razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora