Disputas ganadas

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Realmente me siento feliz por esto.

Otro sueño, otra aventura.

Me encontraba en una especie de salón/mansión realmente elegante, muy bien limpio y decorado.

Camino hacia una puerta abierta que me lleva al patio, paso por un pasillo de enredaderas en las paredes hasta llegar al espacio más grande; hay una alberca de piso enorme y limpia. Ahí se encontraban mis antiguos compañeros de primaria.

Personas que desprecio con mi alma a excepción de una o dos personas.

Observo mi cuerpo y tengo un traje de baño muy bonito.

Me siento a la orilla de la pileta, al lado de una amiga que llegué a apreciar mucho: le diremos Samantha.

Ambas hablamos como si nada, yo siendo igual de reservada al hablar como en la vida real. Ella siendo tan abierta respecto al tema.

Se acerca una chica que siempre me ha caído mal por lo imbécil y perra que es.

Flor.

No ocultaré su identidad, porque no lo vale.

Flor empieza a atacar a Samantha y a mí, revela un secreto que se suponía solo yo sabía y Sam me regaña. Yo le dije que yo nunca abrí la boca.

Le grito que se caye, y unos chicos le piden a Flor que deje el tema por la paz.
Yo no dejaré esto así.

Ella se mete al agua y trata de someterme, tratando de ahogarme y denigrarme.

¡Tenemos la misma puta complexión!

Yo la pateo y ella termina tragando un poco de agua, exagerando en el proceso.

Todos me ven como si yo fuera la culpable. Le grité sus verdades a Flor. La humillé frente a todos.

Un chico la ayuda a salir y otras personas me regañan porque no era el método, pero se dan cuenta que fue en defensa propia y me lo perdonaron.

Me desperté feliz, como la perra empoderada que soy.

Espero no verlos de nuevo en la vida real.

Sueños sin razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora