Los días en las últimas semanas fueron muy raras.
Despertar, prepararte para ir a clases y que tu "novio" te espere fuera de tu casa. Caminen juntos, estudien juntos y hagan absolutamente todo lo que hacían antes con normalidad, con la única diferencia que ya no es tu mejor amigo.
Ya eran novios.
Los vecinos los felicitaban, los compañeros de clase los molestaban y hasta envidiaban, y los padres de Eva buscaban una forma de separarlos.
Murieta y Villalobos caminaban como de costumbre hacia su institución educativa; la preparatoria. Ya era costumbre ver a Murieta algunos pasos adelantada del chico pelinegro, quien caminaba lento y relajado, sin quitarle la mirada de encima.
Eva estaba ensimismada en sus pensamientos. Que si sus padres iban a regañarla por seguir cerca de Javier, que si sus notas bajaban, que si su pantalón del uniforme le apretaba demasiado en las piernas. Se lamentaba y odiaba por ser tan gorda, que los pantalones ya casi ni le quedaban.
La castaña entró al instituto y subió las primeras escaleras que visualizó para poder ir a su primera clase del día.
En la entrada del salón se encontraba un pequeño grupo de compañeros reunidos ahí, hablando de cualquier cosa. Mauricio Escalante, uno de los chistositos del salón, observó subir a Murieta y sonrió con sorna, codeando a su amiga a su lado para así hacerle una broma a la inocente chaparrita castaña.
–¿Qué te parece hacerle una bromita a Murieta?– Fue la pregunta de Escalante. García a su lado lo miró, luego a la castaña y asintió, apresurándose para interceptar a su víctima.
–¡Eva, buenos días!– Saludó Tania García, sonriéndole con amabilidad.
–Oh, hola Tania.– Respondió Eva con simpleza.
–Oye, quiero probar una teoría, ¿Me ayudas a probarla?–
–Eh... Claro, por supuesto.– Tania y Mauricio sonrieron con malicia, cosa que Murieta no notó, pero sí Javier.
–¡Gracias!– Juntó sus manos en agradecimiento y empezó a explicarle. –Okay... Necesito que cierres tus ojos y te arrodilles, y abre tu boca, por favor.– Le ordenó con calma.
Eva asintió y se dispuso a seguir los pasos.
Cerró sus ojos, abrió su boca y se dejó caer de rodillas.
Eva quedó pasmada por el fuerte sonido de algo rompiéndose. No fue por el fuerte golpe que Javier le propinó a Escalante por la broma sexual que estaban a nada de completar con Murieta, sino el sonido de tela rompiéndose.
El pantalón de Eva se había roto por la parte interna de su muslo izquierdo.
La chica se levantó con prisa y corrió dentro de su salón, demasiado avergonzada
Javier- o más bien, Aeron golpeó varias veces el rostro de Mauricio, teniendo que ser detenido por varios compañeros más, sembrando terror entre todos sus compañeros.
–¡¿Qué diablos te pasa, Villalobos?!– Preguntó uno de sus compañeros.
–Vuelven a hacerle algo así a Eva, y juro que los mato...– Amenazó con voz grave, incluso gruñendo como si fuera un animal.
Los presentes se quedaron atónitos, temblando de miedo. Sin duda no querían saber lo que pasaría si desobedecían.
El pelinegro entró al salón y tomó asiento al lado de la chica, notando cómo ella se veía perturbada por algo. Su pierna se movía constantemente denotando estrés y su mirada estaba perdida, seguramente absorta en pensamientos demasiado dañinos para su propio bien.
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Sueños sin razón
RandomEsta historia es solo para publicar sueños raros que he tenido desde que entré a preparatoria, también publicaré algunas ideas que se me vengan a la cabeza y/o borradores de cualquier cosa. No esperen lógica... Porque no la hay.