Amor

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Otro sueño, otra aventura.

Caminaba por las calles de un lugar que desconozco y un tipo choca contra mí, tirando algo en el proceso.

El tipo me ve y me extiendo aquello que tiró, se parece tanto al chico de mis sueños.

–Toma esto, te espero en casa cariño– se ve agitado, una vez me da esa cosa tan chiquita como una nota de papel se hecha a correr como si su vida dependiera de ello.

Cuando menos me lo espero sucede una transición que me marea y ahora me encuentro pintando una pared con lindos mosaicos azules con este cuadrito extraño.

El chico de antes ahora está detrás mía, me sonríe, se acerca a mí y besa mis labios con total delicadeza.

–Ya casi terminas de decorar la habitación de nuestro hijo, eres muy rápida y buena con lo estético– Espera, ¡¿Hijo?! ¡Pero apenas tengo dieciséis!¡No puedo tener hijos ahora!

Entran azotando la puerta dos de mis mejores amigas, están vestidas como si fueran parte de la policía municipal de Chiapas o algo así. Entre las dos toman a mi supuesta pareja y se lo llevan.

Le hacen una entrevista a este chico para saber sus intenciones conmigo. Lo que responde me sorprende.

–La amo con mi vida, no me arriesgaría por nada del mundo que le pase algo, menos cuando tiene a mi hijo en su vientre–.

Lo del niño ya me asusta.

Otra transición más, ahora estamos él y yo acostados en la cama matrimonial. Él me cuenta sobre cosas del futuro que le gustaría hacer conmigo.

–Es hora de que vuelvas, cariño– dice, besa mi frente y acaricia mi vientre–, te prometo que estamos cada vez más cerca de conocernos– y se fue. De nuevo.

Al despertar lo primero que hice fue ir al baño. Me alegré de ver sangre salir de mi entrepierna.

Ahora sé que los sueños no te embarazan.

Sueños sin razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora