Leave Your Lover {Shawn Mendes Fan Fiction}

XI

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XI. Leave Your Lover

—Eres adorable.—Sus manos en mi espalda son la mejor sensación del mundo. Sus besos en mis mejillas y mi sien, su risa en mi oído y su tierna sonrisa. Es adorable.

—¿Que tanto?.—Se remueve un poco debajo de mi haciendo que descaradamente salga de mi garganta un gran suspiro de placer ante la sensación piel con piel.

—Está bien, no lo eres cuando me haces esto.

—No sabes lo mucho que me gusta provocarte. Muero por el día en el que pueda pasar toda la noche a tu lado.—Finaliza. Toma mis caderas y vuelve a adentrarse en mi cuerpo con delicadeza. Este hombre me volverá loca.

Van más de seis meses de esta aventura. Seis meses de sentirme la chica más libre y dichosa del mundo a pesar de tener miles de secretos en mi espalda.

Estar con Shawn me da vida. Me causa felicidad y produce en mi interior una paz increíble. Nuestros encuentros íntimos se limitan a un día a la semana en un cuarto de hotel a las afueras de San Francisco al atardecer, últimamente nuestros encuentros solo se limitan a aquel día especial ya que sigo manteniendo las apariencias de esposa trofeo con el hombre que me ha desposado pero seguimos dedicándonos el mismo amor y la misma atención desde el primer día.

—Tengo que irme, Austin llegará de Napa en una hora.

—¿Podemos vernos mañana?.—Sonrío ante su pregunta y me inclino un poco para besarle antes de seguir con mi tarea de vestirme.—Halsey.

—¿Qué sucede?

—Este fin de semana llevaré a papá a San José, tiene una cita con un par de neurólogos.

—¿Necesitas que los lleve, cariño? Puedo despejar mis pendientes y...

—No, cielo. Puedo llevarlo solo necesito que cuides de Tarzan por un fin de semana.—¿Desafiar la autoridad de Austin? Bien.

Darle a Shawn un beso de despedida siempre me deja una sensación de vacío pero su sonrisa a través de mi espejo retrovisor me deja una sensación de alivio.

Y cada día más la fantasía de huir juntos se asienta en mi cabeza.

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Tarzan es una belleza. Ha esperado por mí en el patio delantero desde temprano, es muy paciente durante todo el viaje a mi casa y se echa en el pasto a esperarme mientras me encargo de buscar un sitio ideal para sus pertenencias.

—¿Ese perro es suyo, señora Host? Esto no le gustará al señor Host.—Dos de las empleadas de casa me miran con cierto desagrado. ¿Porque a estas alturas deciden que mi decisiones dentro de este sitio no son válidas?

—Las decisiones de quien se queda en este sitio me competen a mi tanto como al señor. Ustedes no tienen por que poner en duda lo que haga en mi propio hogar.—Se retiran ante mis palabras y les escucho cuchichear en la cocina sobre lo odiosa que he sido.

Esas mujeres nunca fueron de mi agrado. Lo descubrí desde el primer día cuando después de una discusión con Austin comenzaron los cotilleos sobre cuanto tiempo pasaría para que mi matrimonio se fuera al carajo. Necesitaba una razón para correrlas... creo que acaban de dármela.

Tengo una pequeña sonrisa en cuanto las veo marcharse por una de las puertas laterales. Tarzan les gruñe un poco y ladra en cuanto la puerta se abre así que solo me dedico a acariciar su pelaje un rato y seguir encargándome de que termine el stick que limpia sus dientes.

—Halsey.—La voz de Austin tras de mí me hace temblar un poco. ¿Habrá descubierto que he despedido a esas mujeres?

—¿Cómo te fue en Napa?, ¿Todo bien con el viñedo?.—En cuanto besa mis labios sonríe un poco pero su sonrisa queda en el olvido al ver al pequeño Golden Retriever a mis pies.

—¿Porque has comprado un perro si te he dicho que no? Demonios, mujer ¿Algún día aprenderás a no desafiarme?

—No lo compré, solo cuido de él un fin de semana.

—¿Ahora eres niñera de perros?.—Se burla pero aún así decide sentarse a mi lado en el fresco pasto.—¿De quien es?

—De un amigo, no lo conoces. Y bien, ¿Cómo te ha ido en Napa?.—Realmente no me interesa pero necesito evadir el tema tanto como pueda.

Pido la cena por delivery rezando por que Austin aún no note la disminución de personal y me tomo mi tiempo para preparar el sitio en el cual aquel cachorrito dormirá hasta que la furiosa voz de mi esposo me toma por sorpresa.

—¡¿Porque demonios te has tomado la libertad de despedir a dos empleadas?!

—Soy la señora de la casa, Austin. ¿No crees que pude haber tenido mis razones para hacerlo?

—¡Su contrato es conmigo!, ¡Tú no tienes nada que ver con los empleados!

—¿Sabes lo que esas mujeres decían sobre mí?, ¿Sobre nosotros?. Esas mujeres apostaban sobre el tiempo en el que te enfadarías conmigo por algo, o si volvería sola a casa después de los eventos. Austin, no puedes tenerme en una fortaleza cómo está y fingir que mi palabra no tiene ningún tipo de valor.

—Pero...

—Soy tu esposa, maldita sea. No soy tu estúpido trofeo al que puedes presumir cada día enfrente de personas a las que no le importamos y fingir que no sirvo para nada en cuanto estamos en casa. ¡Comienza a tratarme como tu maldita esposa y a darme mi lugar en este sitio o me largo de aquí!.—¿Realmente estoy diciendo esto?, ¿Esas palabras han salido de mi boca?

Me mira como si no entendiera. Como si mis palabras estuviesen dichas en otro idioma hasta que parece ablandarse y levanta un poco sus brazos invitándome a abrazarlo. Lo hago solo por no quiero ser grosera pero comienzo a preocuparme al momento en el que siento como su pecho empieza a temblar un poco. ¿Está llorando?

—¿Austin?.—Con un movimiento de su pulgar retira el par de lágrimas que ha logrado soltar y se aclara un poco la garganta pero aún así su voz suela algo cortada.

—Lo siento. No tenía idea de que te sentías de ese modo.—Besa mi frente y se marcha sin más. Oh diablos, se supone que debo sentirme empoderada después de sacar esto de mi pecho... ¿Porque me siento tan culpable?

El dormir a su lado no me hace sentir tranquila. No después de tenerle parte de la noche recordándome cuanto me ama, lo mucho que quiere pasar todos sus días conmigo y el cuanto desea comenzar a formar una familia a mi lado. Como trata de interesarse en los últimos actos filantrópicos en los que he estado trabajando incluyendo el Adult Day Care para personas con Alzheimer.
Ha tratado de hacerme el amor, no se ha enfadado en cuanto me he negado y se ha quedado dormido ante las constantes caricias que hacía en su cabello.

Sé que me quiere a su modo. Un modo superficial pero en el fondo lo hace... y no merece que le engañe como lo hago.

Austin no es un monstruo... al menos no como yo.

—¿Hola?.—Su voz por el auricular me tranquiliza pero no permite que mi eterno llanto de culpa se detenga. Tengo que dejarlo salir. Tengo que hacerle saber la decisión que tomé.

—Voy a dejarlo. Él no merece lo que le estoy haciendo, voy a dejarlo.

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Dedicaciones en el próximo capítulo ❤️