Leave Your Lover {Shawn Mendes Fan Fiction}

IV

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IV. Sunflower

Despertar sola es algo deprimente para muchos pero para mí es el cielo después de una noche como la de anoche. No me toma mucho tiempo darme cuenta que estoy durmiendo en una de las habitaciones disponibles en casa para nuestras supuestas visitas.

Salgo de la habitación y cruzo el largo pasillo hasta llegar a mi habitación. En cuanto entro puedo darme cuenta que Austin ya está aquí porque ronca muchísimo y se encuentra a medio desvestir. No tengo idea de a que hora pudo haber llegado a casa y quien le ha ayudado a subir hasta acá.

Por compasión me acerco a su casi moribundo cuerpo y retiro con cuidado su corbata mal puesta, retiro sus pantalones y le cubro con una sabana al notarle temblar un poco. Sé que no se lo merece pero tampoco soy una desgraciada... al menos no al mismo nivel que él.

Tomo un par de jeans y una camiseta de mi armario, me decido por tomar un largo baño de burbujas dejando que los restos del vino tinto que hacían sentir mi piel pegajosa se fueran y me tomé todo mi tiempo para secar y alisar mi cabello. Solo quería salir de aquí y buscar al chico que me ha traído hasta aquí. No puedo dejarlo ir sin una remuneración después de salvarme la noche.

—¿Saldrás?.—La atropellada voz de Austin me detiene justo cuando estoy terminando de guardar un par de objetos dentro de mi bolso. Se ha sentado en la cama y lucha consigo mismo para retirarse la camisa llena de manchas de cerveza y cenizas de cigarrillos.—¿Dónde te metiste toda la noche?

—Si anoche no te importó dudo mucho que te importe ahora. Comeré fuera, no me esperes.

—Halsey...—Antes de salir de aquella habitación puedo notar cierta tristeza en el apagado azul de sus ojos. Puede que esté comportándome como una cretina pero estoy segura que esto no se compara a todo lo que pasé el día de ayer.

Conduzco a Oakland sin tener idea de a donde dirigirme. Solo recorro las calles con atención y decido detenerme en un restaurant de ensaladas al notar que mi búsqueda ha fracasado. ¿Qué esperaba? No se nada de ese sujeto mas que su nombre. ¿Qué podía hacer?

Me quedo por un par de horas en la ciudad hasta que decido conducir a casa de mis padres. No los he visto en un par de meses por todas las tareas que Austin ha dejado a mi cargo últimamente.

—Teníamos tiempo sin verte, Hally.—Papá me abraza con fuerza y deja un pequeño beso en mi frente antes de dejarme ir a los brazos de mamá. Oh cielos, si que tenía ganas de verlos.

—Los hemos visto en televisión anoche. Te veías divina, cariño.—La sonrisa se me borra por un par de segundos al recordar la velada de anoche. Finjo inocencia y les platico un poco sobre el evento teniendo mucho cuidado de omitir la historia de como terminó.

Pido un almuerzo para tres y veo un par de documentales médicos con ellos. Sé que muy en el fondo deseaban que me convirtiese en doctora o enfermera y no en la esposa trofeo de un empresario. Ellos no tienen la culpa de tener como hija a una chica que paga por sus errores con un matrimonio escaso de amor.

Conduzco de vuelta a casa cuando el sol comienza a ocultarse. Estaciono mi auto a un lado del flamante deportivo de mi esposo extrañándome un poco por verle fuera del garaje. Tiene una resaca de los mil demonios, ¿Aún así salió de casa?

En cuanto entro a casa puedo percatarme el enorme arreglo de girasoles que hay sobre el piano de la estancia. Me acerco con una gran sonrisa a ellas y las olfateo un poco. Son realmente preciosas. Tomo la nota sobre ellas y leo con atención.