Lycoris Radiata (TG/HP)

regreso a casa y la marca tenebrosa

Podía escuchar todo a su alrededor, pero poco le importaba, estaba libre y con solo un objetivo en su cabeza, nada lo haría cambiar de opinión.

Caminaba entre los cuerpos de Humanos y Ghouls, una masacre ente Aogiri y CCG se llevaba a cabo a su alrededor, pero a él poco le importó, quería volver a su hogar, donde alguna vez había pertenecido, quería dejar el dolor y los recuerdos recientes que llegaban a su mente, como si de moscas atraídas por la basura fuesen, cerró los ojos con fuerza, por más que ahora perteneciera al Aogiri él deseaba irse, ya no le importaba nada, simplemente no sería el mismo, estaba cansado de todo, de las constantes redadas del CCG o de todas las noticias que salían en la tele, cerró los ojos concentrándose en la calidez de su verdadero hogar, en los aromas que apenas recordaba, sus amigos. . .

Al recordarlos abrió los ojos completamente sorprendido ¿cómo había olvidado a sus amigos? Aunque una parte de él no quería saber de ellos, tenía miedo por su nueva naturaleza.

La fría brisa golpeaba su rostro y su pelo blanco era desordenado por el mismo viento, estaba en esa situación de no saber qué hacer o dónde ir, no sabía lo que quería para sí mismo.

Miró una vez más el paisaje lleno de humo, polvo y la nieve que recién comenzaba a caer, miró  al cielo y podía sentir su latido lento y calmado

"¿Puedes perdonar a alguien como Jason?" Aquella pregunta resonó en su cabeza, aquellos vívidos recuerdos estaban azotando sus recuerdos, sonrió  con melancolía notoria y continuó su caminata, tenía los pies descalzos y llenos de heridas ya curadas, también tenía los grilletes en los pies y manos, pero sintió algo, sentía una terrible sensación, sus pies dejaron el suelo, su cabeza daba vueltas, ante la repentina sensación cerró los ojos quedando en oscuridad, completa oscuridad.

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Había una gran conmoción, los mundiales de Quidditch habían terminado, muchos estaban celebrando, mientras otros se lamentaban la pérdida de su equipo.

La familia Weasley junto a Hermione abandonaron el estadio, mientras salían se vieron rodeados por la multitud que abandonaba el estadio para regresar a las tiendas de campaña.

El aire de la noche llevaba hasta ellos estridentes cantos mientras volvían por el camino iluminado de farolas, y los leprechauns no paraban de moverse velozmente por encima de sus cabezas, riéndose a carcajadas y agitando sus faroles.

Cuando por fin llegaron a las tiendas, nadie tenía sueño y, dada la algarabía que había en torno a ellos, el señor Weasley consintió en que tomaran todos juntos una última taza de
chocolate con leche antes de acostarse. No tardaron en enzarzarse en una agradable discusión sobre el partido.

El señor Weasley se mostró en desacuerdo con Charlie en lo referente al comportamiento violento, y no dio por finalizado el análisis del partido hasta que Ginny se cayó dormida sobre la pequeña mesa, derramando el chocolate por el suelo. Entonces los mandó a todos a dormir. Hermione y Ginny se metieron en su tienda, y el resto de los Weasley se pusieron el pijama y se subieron cada uno a su litera. Desde el otro lado del campamento llegaba aún el eco de cánticos y de ruidos extraños.

—¡Cómo me alegro de haber librado hoy!—murmuró el señor Weasley ya medio dormido —No me haría ninguna gracia tener que decirles a los irlandeses que se acabó la fiesta— Ron, que se había acostado en una de las literas superiores, estaba boca arriba observando la lona del techo de la tienda, en la que de vez en cuando resplandecían los faroles de los leprechauns. Repasaba algunas de las jugadas más espectaculares.

En otro lado, de donde estaban los campamentos y el imponente estadio, había un cuerpo tendido en el suelo, podía oir una multitud de cien mil personas, abrió levemente los ojos su máscara sonriente ocultaba su identidad, su ropa toda dañada que parecía haber visto días mejores, se levantó, aun estaba demasiado aturdido, no entendía lo que sucedía, ademas el fuerte olor a fuego y humanos estaba por todos lados. ¿dónde estaba? Podía escuchar alguna que otra palabra en inglés, era obvio que no estaba en Tokio, ademas de que el aroma a sangre había desaparecido; se quito la máscara contemplando todo a su alrededor tratando de reaccionar, aun veía borroso y sus sentidos estaban apagados.