-¡Kaneki!- gritaron su nombre, él sabía perfectamente quien lo llamaba, todo estaba oscuro o eso hasta que sintió sus píes descalzos humedecer, poco a poco se hundía en lo qué parecía ser sangre, unas manos lo agarraron de los píes mientras el trataba a toda costa de escapar del mar de sangre que lo ahogaba, no lo logró sentía qué se ahogaba.
-¡es tu culpa!
-n-no eso no es verdad- suplicó, cada vez sentía como el oxígeno se escapaba de sus pulmones. . .
-¡Kaneki!- su nombre resonaba una y otra vez hasta qué logró abrir los ojos y ver al Señor Weasley mirándolo preocupado al igual qué los demás, había amanecido, pero no le gusto para nada la mirada de preocupación que le brindan los presentes -solo fue una pesadilla- confirmó buscando escapar de esa mirada que tanto detesta, el no era débil, no y por lo tanto realmente le molestaba mucho esa mirada.
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Luego de unos minutos todos se levantaron a Kaneki le dieron una muda de ropa para que pueda cambiarse la ropa dañada que tenía puesta qué tenía puesta, poco después el señor Weasley, usó la magia para desmontar las tiendas, y dejaron el cámping tan rápidamente como pudieron. Al pasar por al lado del señor Roberts, que estaba a la puerta de su casita, vieron que tenía un aspecto extraño, como de aturdimiento. El muggle los despidió con un vago «Feliz Navidad».
-Se recuperará -aseguró el señor Weasley en voz baja, de camino hacia el páramo
-A veces, cuando se modifica la memoria de alguien, al principio se siente desorientado... y es mucho lo que han tenido que hacerle olvidar- Kaneki quedó en completo silencio como en todo momento ¿podían borrar la memoria? ¿Por que no lo intentaba? Tal vez así podría dejar toda esa tragedia atrás. . .pero todo eso lo había convertido en alguien completamente nuevo, todo lo que había pasado lo habían fortalecido, pero al mismo tiempo lo habían roto.
Al acercarse al punto donde se hallaban los trasladores oyeron voces insistentes. Cuando llegaron vieron a Basil (según Ron lo había llamado así), el que estaba a cargo de los trasladores, rodeado de magos y brujas que exigían abandonar el cámping lo antes posible. El señor Weasley discutió también brevemente con Basil, y terminaron poniéndose en la cola. Antes de que saliera el sol cogieron un neumático viejo que los llevó a una colina, Kaneki no había estado ahí. Con la luz del alba, regresaron por Ottery St. Catchpole hacia La Madriguera, hablando muy poco porque estaban cansados y no pensaban más que en el desayuno. Cuando doblaron el recodo del camino y La Madriguera apareció a la vista, les llegó por el húmedo camino el eco de una persona que gritaba:
-¡Gracias a Dios, gracias a Dios!
La señora Weasley, que evidentemente los había estado aguardando en el jardín delantero, corrió hacia ellos, todavía calzada con las zapatillas que se ponía para salir de la cama, la cara pálida y tensa y un ejemplar estrujado de El Profeta en la mano.
-¡Arthur, qué preocupada me habéis tenido, qué preocupada!
Le echó a su marido los brazos al cuello, y El Profeta se le cayó de la mano. Al mirarlo en el suelo, Kaneki distinguió el titular «Escenas de terror en los Mundiales de quidditch», acompañado de una centelleante fotografía en blanco y negro que mostraba la Marca Tenebrosa sobre las copas de los árboles.
-Estáis todos bien -murmuraba la señora Weasley como ida, soltando al señor Weasley y mirándolos con los ojos enrojecidos-. Estáis vivos, niños...
Y, para su sorpresa distinguió a cierto Albino, no podía reconocerlo hasta que el señor Weasley le confirmó que era Harry Potter, pero, él era alguien más, no, él ya no era Harry Potter ahora era Ken Kaneki.
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Lycoris Radiata (TG/HP)
Historical Fictionluego de sufrir tanto en casa de sus tíos Harry decide que ya es suficiente, decide irse, pero su magia no esta de su lado. luego de bastante logra regresar para los Torneos de Los tres magos ¿que pasará? -Historia Inspirada en Black goat's Nets de...