cicatriz

116 15 0
                                    

A la mañana siguiente la tormenta se había ido a otra parte, aunque el techo
del Gran Comedor seguía teniendo un aspecto muy triste. Durante el desayuno, unas nubes enormes del color gris del peltre se arremolinaban sobre las cabezas de los alumnos, mientras Kaneki, Ron y Hermione examinaban sus
nuevos horarios. Unos asientos más allá, Fred, George y Lee Jordan discurrían métodos mágicos de envejecerse y engañar al juez para poder participar en el Torneo de los tres magos.

Kaneki sintió ganas de vomitar, había dijerido  comida humana y eso no le ayudaba en nada, si seguía así necesitaría urgente carne, tal vez podría pedirle a Dombuldore que lo llevara a Tokio utilizando la excusa de que sus cosas estaban allí, pero eso fue de menos ahora.

---Hoy no está mal: fuera toda la mañana--- dijo Ron pasando el dedo por la columna del lunes de su horario ---Herbología con los de Hufflepuff y Cuidado de Criaturas Mágicas... ¡Maldita sea!, seguimos teniéndola con los de Slytherin...

---Y esta tarde dos horas de Adivinación---- dijo Kaneki observando su horario, Ron puso una mueca de molestia, aun que él no lo entendía.

De repente oyeron sobre ellos un batir de alas, y un centenar de lechuzas entró volando a través de los ventanales abiertos. Llevaban el correo matutino.
Instintivamente, Kaneki alzó la vista, pero no vio ni una mancha blanca entre la masa parda y gris. Las lechuzas volaron alrededor de las mesas, buscando a las personas a las que iban dirigidas las cartas y paquetes que transportaban.
Un cárabo grande se acercó a Neville Longbottom y dejó caer un paquete sobre su regazo. A Neville casi siempre se le olvidaba algo. Al otro lado del
Gran Comedor, el búho de Draco Malfoy se posó sobre su hombro, llevándole lo que parecía su acostumbrado suplemento de dulces y pasteles procedentes de su casa. Tratando de olvidar el nudo en el estómago provocado por la
desilusión, Kaneki se levanto
---iré al baño--- fue lo único que dijo, su rostro estaba pálido, con tranquilidad salió del  baño camino de manera apresurada y se dirigió al baño de chicas que estaba en el segundo piso, poco le importo si tenía alguna clase, necesitaba deshacerse de lo consumido, al llegar entro al primer cubículo se agachó tratando de forzar eliminar la comida.

Utilizo lo qué le habían enseñado en Anteiku, se quedó sentado en el piso sintiendo mucha hambre, se levanto con dificultad sintiendo su cuerpo débil, necesitaba encontrar su alimento de manera urgente, si no consumía mas RC estaría en aprietos, ya sea morir de hambre o perder el control y matar a todos los que estaban  a su alcance, y ninguna era una opcion en estos momentos, necesitaba mantenerse cuerdo para poder buscar un modo de proteger a todos.

Estaba un poco tarde, pero, eso no era su culpa, abrió la puerta del invernadero eh hizo una reverencia ante toda la clase y sobre todo ante la profesora
---lamento la tardanza, me sentí mal y fui al baño, no se preocupe estoy mejor---

---no te preocupes muchacho, ve  con tus compañeros--- Kaneki asintió y fue a lado de Hermione y Ron, como de costumbre, el resto de la clase fue extraña, y el olor de las plantas con las que habían trabajado era desagradable o tal vez estaba comenzando a sentir hambre, tenía mucha hambre, tenía carne a su lado, solo debía. . .---no--- habló para si mismo, cuando se dio cuenta todos lo estaban mirando ---¿no que Señor Kaneki?--- el negó con la cabeza, tomando la situación con calma ---lo siento estaba pensado sobre su explicación y no me dí cuenta que dije eso--- llevo una mano sobre su barbilla, era una maña que hacía cuando mentía, pero, no diría que estaba pensando en atacar a sus amigos y compañeros para comerlos. ---bueno sigamos--- luego de un rato y mucha explicaciones a las que Kaneki no había prestado atención ya que estaba hambriento y estaba tratando de controlar su nuevo cuerpo, por fin, el timbre se escucho indicando el fin de las clases para iniciar otras, el grupo de alumnos se dividió: los de Hufflepuff subieron al aula de Transformaciones, y los de Gryffindor se encaminaron en sentido contrario, bajando por
la explanada, hacia la pequeña cabaña de madera de Hagrid, que se alzaba en el mismo borde del bosque prohibido.
Hagrid los estaba esperando de pie, fuera de la cabaña, con una mano puesta en el collar de Fang, su enorme perro jabalinero de color negro. En el suelo, a sus pies, había varias cajas de madera abiertas, y Fang gimoteaba y tiraba del collar, ansioso por investigar el contenido. Al acercarse, un traqueteo llegó a sus oídos, acompañado de lo que parecían pequeños estallidos.

Lycoris Radiata (TG/HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora