el express de Hogwarts

132 22 3
                                    

Los días habían pasado rápido, ya casi iniciaban las clases, de echo estaban a un día, Kaneki había logrado escabullirse y conseguir un poco de carne, si lo había logrado sin depender de nadie mas, se sentía orgulloso de si mismo, pero, aún así detestaba tener que mentirle a todos aquellos que alguna vez fueron personas importantes para él. No es que ahora no lo fueran, pero él ya no era la misma persona de antes. . .el era muy diferente de aquella vez, había dejado de ser el niño qué dependía de los demás.

Cuando Kaneki despertó a la mañana siguiente (después de escabullirse la noche anterior) , había en el ambiente una definida tristeza de fin de vacaciones (aun que no le importaba demaciado). La copiosa lluvia seguía salpicando contra la ventana mientras él se ponía los vaqueros y una sudadera. Se vestirían con las túnicas del colegio cuando estuvieran en el expreso de Hogwarts.

Por fin él, Ron, Fred y George bajaron a desayunar. Acababan de llegar al rellano del primer piso, cuando la señora Weasley apareció al pie de la escalera, con expresión preocupada.
---¡Arthur!--- llamó mirando hacia arriba

---¡Arthur! ¡Mensaje urgente del Ministerio!

Kaneki se echó contra la pared cuando el señor Weasley pasó metiendo mucho ruido, con la túnica puesta del revés, y desapareció de la vista a toda
prisa. Cuando Kaneki y los demás entraron en la cocina, vieron a la señora Weasley buscando nerviosa por los cajones del aparador («¡Tengo una pluma en algún sitio!», murmuraba) y al señor Weasley inclinado sobre el fuego,
hablando con...

Para asegurarse de que los ojos no lo habían engañado, los cerró con fuerza y volvió a abrirlos, ignorando el el detestable aroma de la comida humana.

Semejante a un enorme huevo con barba, la cabeza de Amos Diggory se encontraba en medio de las llamas. Hablaba muy deprisa, completamente indiferente a las chispas que saltaban en torno a él y a las llamas que le lamían las orejas.

---... Los vecinos muggles oyeron explosiones y gritos, y por eso llamaron a esos... ¿cómo los llaman...?, «pocresías». Arthur, tienes que ir para allá...

---¡Aquí está!--- dijo sin aliento la señora Weasley, poniendo en las manos de su marido un pedazo de pergamino, un tarro de tinta y una pluma estrujada.
---... Ha sido una suerte que yo me enterara--- continuó la cabeza del señor
Diggory

---Tenía que ir temprano a la oficina para enviar un par de lechuzas, y encontré a todos los del Uso Indebido de la Magia que salían pitando. ¡Si Rita
Skeeter se entera de esto, Arthur...!

---¿Qué dice Ojoloco que sucedió?--- preguntó el señor Weasley, que abrió el tarro de tinta, mojó la pluma y se dispuso a tomar notas. La cabeza del señor Diggory puso cara de resignación.

---Dice que oyó a un intruso en el patio de su casa. Dice que se acercaba sigilosamente a la casa, pero que los contenedores de basura lo cogieron por
sorpresa.

---¿Qué hicieron los contenedores de basura?---inquirió el señor Weasley,
escribiendo como loco.

---Por lo que sé, hicieron un ruido espantoso y prendieron fuego a la basura por todas partes--- explicó el señor Diggory

---Parece ser que uno de
los contenedores todavía andaba por allí cuando llegaron los «pocresías»--- Kaneki no se esforzó en escuchar la conversación gracias a sus sentidos mas desarrollados que los de un humano normal.

El señor Weasley emitió un gruñido.

---¿Y el intruso?

---Ya conoces a Ojoloco, Arthur--- dijo la cabeza del señor Diggory, volviendo a poner cara de resignación

Lycoris Radiata (TG/HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora