17🎤 Repentino

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Los días pasaron normal, el día de San Valentín fue hermoso para aquella hermosa pareja.

El rubio y moreno quedaron en tener una cita, pero cada quien llevaría muchas sorpresas.
Al final del día, en la noche, se unieron en cuerpo y alma, para crear una sola. Vaya que literalmente fue así.

Al día siguiente, amanecieron abrazados. No querían soltarse. Estar así, desnudos y sus pieles juntas, compartiendo calor, era lo mejor.
Se tenían mucha confianza, más de la que tuvieron con sus parejas anteriores. Todo era simplemente magnífico. Hermoso. Feliz. Se tenían mucho amor, compasión, paciencia, apoyo. Todo lo que en sus antiguas relaciones no pudieron tener.

Por eso hacían el amor, aunque no siempre aún así lo realizaban.

Un día normal, a inicios de marzo, Yuichirou comenzó a sentirse muy mal. Devolvió todo su desayuno y casi se desmaya en el piso del baño. Eso preocupó a Mikaela, por lo cual decidió llevar a su novio al doctor.

Al llegar al hospital, el moreno se desmayó en los brazos del rubio, quien empezó a gritar que le ayudaran.

Rápido llevaron al menor a un cuarto para canalizarlo, en cuanto despertara le harían un chequeo.
Cuando el azabache levantó sus párpados y su consiente tomó nuevamente el control de su cuerpo, un médico entró al cuarto e hizo cuestiones a la pareja.

Los dos chicos respondieron tranquilos, después le sacaron sangre al moreno, tanto el doctor y el rubio querían esperar que el menor no tuviera una enfermedad que podría acabar con su vida poco a poco.

En cuanto los diversos resultados estuvieron listos, el doctor los leyó en voz alta, explicó a detalle todo a lo que no entendían. Un último resultado los dejo un tanto congelados a aquella pareja.

—¿Qué Yuu-Chan está...? —trata de cuestionar el rubio.

El moreno sólo parpadeaba confundido. Yuu sabía que podía tener hijos, pero sería muy difícil para él. Ni a la primera o cuarta vez que tuviera sexo quedaría en cinta, pero... si lo haría si tomaba un tratamiento el cual no ha decidido comenzar.

—Sí, el joven Yuichirou Amane, está esperando un hijo; tiene mes y medio de embarazo. Por lo que me ha comentado de su situación y que he notado en este resultado, es que tomó un medicamento vitaminado el cual tiene efectos sobre diferentes partes del cuerpo y dura cierto tiempo. ¿Lo ha tomado? —cuestiona el médico al moreno.

—Solo a veces. Es la tercera vez que lo tomo, pero solo cuando me duele el tobillo izquierdo y el dolor no es tan tolerante —responde.

—¿Se lo lastimó? —vuelve a cuestionar el doctor a lo que el menor asiente —. ¿Hace cuánto?

—Bueno... La cosa es que casi me lo fracturó,  fue hace como seis años, por eso, cuando bailo de más o piso mal me duele mucho —responde nuevamente.

—Ya veo... Entonces, deberá tener ciertos cuidados de ahora en adelante. Su embarazo no es de riesgo —dijo el señor, a lo que la pareja suspira —, pero eso si, los bailes tienen que ser ligeros y no tan bruscos. También deberá evitar lo zapatos altos al estar en el escena- —el azabache le interrumpe.

—Yo nunca uso zapatos en mis conciertos y en mi casa me pongo pantuflas —dijo con una ligera sonrisa.

—En ese caso, al salir a hacer compras de bienes personales no use ese tipo de calzado. También deberá tomar este medicamento —hizo una receta para el menor, atrás puso ciertos cuidados y una dieta que debería seguir.

Luego les entregó el papel y se retiró para dejarlos solos, así ellos hablarían con respecto a lo que pasó.

Pero ninguno decía nada, estaban callados. Estaban procesando aquello, viendo que hacer con sus carreras. No le echarían la culpa al pequeño ser que venía en camino, tal vez sería un poco complicado cuando naciera, aun así, debían ver que hacer.

Can I hear you sing? 🎤MikaYuu [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora