El pequeño Mikaela y su "madre" caminaban por el parque.
Era un fin de semana tranquilo. Aquel fotógrafo volvió a molestar a Ferid, pero el niño dijo que no lo quería como padre, fue así como aquel sujeto ya no se acercó a ninguno.
—Entonces, René le dió el sapo a la profesora y ella le dijo que lo metiera a su pecera —dijo el rubio.
—Bueno, al menos el sapito está descansando en su casa —dice el ojirubí.
—¡Era así de grandote! —exclama el niño soltando la mano de su progenitor para enseñarle con sus bracitos el tamaño del sapo —. Cabe en la mano del tío Saito.
—Dios, si tú abuela se entera de que le ayudaste a René a capturar el sapo es capaz de bañarte y tallarte muy fuerte con la esponja.
—¡Pero me lave las manos! Hoy me bañé, no quiero otro baño —hizo un puchero, el peli plata se rio.
—Bueno, entonces puedes decirle pero te cambias de ropa, ¿Sí? —el niño asiente —. Pero el cambio será antes de que le comentes aquello.
Siguieron caminando, llegaron a un estanque dónde había unos patos. El niño quería darles de comer pero el mayor le explicó que no podía porque estaba prohibido. Fue entonces que decidieron ir por un helado.
Ferid se levantó del suelo —ya que tuvo que arrodillarse frente a su hijo — y al dar la vuelta chocó con alguien.
—Oh, lo siento. ¿Estás bien? —cuestiona preocupado un hombre de cabellos rojos y ojos como dos rubíes.
—Sí, gracias estoy bien —responde el peli plata.
—Bueno. Ahora sí me disculpan, debo de darle de comer a los patos —dijo el de pelo rojo.
—¡Mami! ¡Me dijiste que no podía alimentar a los patos y el señor si puede! —exclama Mika haciendo un puchero, el peli largo se gira hacia su hijo y vuelve a agacharse.
—Mika, ya te explique que está prohibi- —el ojirubí menor fue interrumpido por el mayor.
—Tranquilo, el niño puede ayudarme a alimentar los. Además solo está prohibido para los que no hacen servicio social —comenta el pelirrojo con una sonrisa, los otros dos le vieron.
—¿Puedo, mami? ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Puedo? —insiste el infante con un gran brillo en sus ojitos y sus puñitos cerrados algo cerca de su pecho.
Ferid suspira rendido. Su hijo no era berrinchudo, consentido ni mal educado. Era un niño con noble y puro corazón, además sacaba buenas notas en la escuela.
—Está bien, puedes ayudarle al señor a darle comida a los patos —responde al fin el peli largo.
—Oye, me llamo Crowley. No me gusta que me digan señor. Me hace sentir viejo —dijo el pelirrojo viendo al menor pararse.
—Está bien, Crowley-Kun —comenta Ferid —. Y yo me llamo Ferid, él es mi hijo Mikaela, saluda cariño.
—¡Hola! —el niño alza su bracito moviendo su mano de un lado al otro.
Los tres tomaron asiento en el césped. El pelirrojo llamó a los patos, estos nadaron a dirección de este y el pequeño empezó a lanzar les un poco de pan.
Entre los tres charlaban, tanto el rubio como ojirubí mayor se hicieron amigos.
🎤
Al cabo de varios días —más bien dos semanas —. Nuevamente pasaron por ese parque, esta vez irían a la zona de juegos.
Al estar ahí, Mika se alejó del arenero, ya que escuchó una guitarra y alguien cantar. Miro a Ferid quien parecía estar ocupado hablando por teléfono y pidiéndole a su nueva asistente varias cosas, sonrió y fue en busca de quién hacia aquello que le llamo la atención.
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Can I hear you sing? 🎤MikaYuu [Concluida]
Rastgele"¿Puedo escucharte cantar? No me importa si ya te escuché, sólo quiero oír tu voz y perderme en el calor de tus brazos. Hazme sentir bien... Hazme sentir que tengo vida... Hazme sentir... Lo que otros amores no pudieron... Haz que mi cuerpo se estre...