Trente Six.

412 88 6
                                    


YoonGi era uno de los mejores amigos de SeokJin aunque no hablaran mucho. Pero ahora, el chico anaranjado había tenido que llamarle para calmar sus nervios.

Sabía que la presión en su corazoncito cada vez que JungKook tardaba en llegar a casa jamás se iría, porque una vez que te rompen el corazón y te hacen daño, era algo irreparable.

Amaba tanto a JungKook, que seguramente moriría si lo perdía.

YoonGi tenía un color verde mar claro, como el de las olas.

Y acompañó al chico de la euforia toda aquella tarde que JungKook no aparecía por ningún lugar. Aunque había dejado una de sus pequeñas luces rondando al rededor del más alto para que supiera que volvería.

-SeokJin, JungKook está bien y no debes preocuparte, él va a regresar a casa pronto.

Malditas horas extras de trabajo, pensó SeokJin.

YoonGi tenía el poder de la suerte, la posibilidad de conceder la suerte o la mala suerte a los demás. E internamente deseaba que SeokJin tuviera la mejor de las suertes en su relación, quería que fuera feliz, porque SeokJin era una persona muy buena.

Cuando YoonGi se despidió de él y se marchó, a los pocos minutos JungKook entró en la casa y SeokJin no pudo hacer más que correr a abrazarlo, estaba tan emocionado que no notó el momento en que pequeñas margaritas crecían en la ropa del mayor.

-Oh, Kook,  lo siento. Bienvenido a casa.

JungKook río, pero notó la preocupación en el rostro de SeokJin y sintió exactamente lo que él sentía.

-SeokJinnie, siempre regresaré a casa, no te preocupes. Sé que rompí tu corazoncito una vez, pero ya no más, te ayudaré a buscar todos los pedazos y juntos crearemos un corazoncito más fuerte.

En todo momento, JungKook acarició la mejilla de SeokJin. Las luces del mayor revoleteaban a su alrededor.

Colours [KookJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora