Trente et un.

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JungKook había compuesto una canción para SeokJin con una melodía de piano de fondo.

Había intentando buscar un buen momento para decírselo, pero SeokJin siempre lograba distraerlo con las múltiples cosas que hacía.

Hoy estaba decidido, le cantaría su canción y esperaba tener una encantadora sonrisa a cambio.

Así que siguiendo sus deseos, invitó a SeokJin a la sala de música que conocía en un edificio artístico. El piano que tenía ese lugar era maravilloso según JungKook.

Estaba temblando al momento de entrar en la sala, SeokJin miraba con curiosidad todos los instrumentos.

Sus mejillas se pintaron de rojo cuando el chico azulado se sentó en el banco frente al piano y prontamente él imitó su acción sentándose a su lado.

-Te escribí una canción.

SeokJin le miró algo asombrado y JungKook simplemente comenzó a tocar.

Se equivocó en algunas notas, lo que lo llevó a comenzar otra vez y su voz era algo bajita, así que se sintió algo avergonzado cuando terminó.

¿No podía desaparecer en ese momento?

Escuchó una pequeña risita a su lado, seguido de un abrazo que casi lo mata de un susto.

-Gracias, es preciosa.

-M-me equivoqué y salió mal, lo siento.

-Te equivocaste, pero aún así seguiste intentando. Además era una canción completa sólo y únicamente para mi.

JungKook subió sus manos por la espalda de SeokJin, devolviendo su gesto cariñoso.

-Gracias a ti, SeokJin.

-¿Por qué?

-Por ser tú. . . Y te amo.

SeokJin hubiera querido tener una grabadora en ese momento, así podría haber guardado esas dos palabras y las habría escuchado siempre que se sintiera triste.

Cuando se separaron, SeokJin movió una de sus manos e hiso crecer una margarita chiquitita la cual puso en el cabello de JungKook.

Colours [KookJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora