Trente Quatre.

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A TaeHyung le gustaba el mar, aunque no supiera mucho de el. Y también le apasionaban los campos, las praderas, las selvas libres.

Cuando el chico de color verde, SooBin, se enteró de ello, pasó todo un día recolectando información y fotografías.

Acomodó cada hoja, de modo que cubriera una de las habitaciones de su hogar por completo, como si la pintura fuera parte de una enciclopedia especial.

TaeHyung aceptó ir a la casa de SooBin por un rato, para hablar o volverse de alguna manera más cercanos.

-Tengo que mostrarte algo, Tae.

-Oh, claro, Hyung.

Y con los ojos cerrados, TaeHyung se dejó guiar al lugar por las manos fuertes del chico del don de la paz.

No esperaba que al abrirlos, se encontrara con tantas imágenes de distintos lugares, de bosques, del océano, de cada lugar al que había querido ir con tanto anhelo.

-Aún no puedo llevarte a ningún lugar, pero pronto lo haré. Pensé que te gustaría, así puedes sentirte en cualquier parte del mundo con sólo mirar las imágenes.

La piel de TaeHyung adquirió brillo y sonrió alegre, algo conmovido por la sencillez y lo especial de su regalo.

El dolor en el brazo de SooBin no se hizo esperar, pero de todas formas él no necesitaba una simple imagen impresa en su piel para saber que deseaba ver la sonrisa de TaeHyung cada día de su vida.

Colours [KookJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora