C A P I T U L O 1

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Mi consiente se sentía abrumado, confundido. Como si acabara de despertar o si tuviera un mareo tipo terremoto en pleno tsunami. Pero para mi sorpresa esa confusión rápidamente se convirtió en sensación. Estaba desnuda e inclinada hacia delante sobre una especie de butaca. Mis pechos se sacudían debajo de mí con cada poderosa y profunda estocada de la polla de un hombre dentro de mí. El envolvente calor arrancó un gemido de mi garganta y cerré mis ojos para deleitarme en la forma en la que mi coño estrecho se apretaba y se contraía sobre su grueso tronco. El hombre se encontraba de pie detrás de mí, yo añoraba ver su rostro para saber quién podía causarme tanto placer.

-"Al parecer a ella le gusta que la follen de esta manera. A la mayoría de las mujeres no le gusta estar inclinadas y amarradas a una superficie sin poder moverse". - Una profunda voz masculina habló desde algún lugar detrás de mí, pero yo estaba demasiado distraída gracias a los bruscos movimientos de la inmensa polla entrando y saliendo de mí coño como para buscar aquella voz. Una cosa si sabía, no era el hombre que me estaba follando, lo que significaba que no era nadie para mí. Nadie. En este momento solo mi amo importaba.

¿Amo? ¿De dónde había salido eso?

-Sí, su coño está increíblemente apretado y muy mojado. ¿Te gusta que te tomen así, jujun? -La segunda voz era aún más profunda y venía de detrás de mí, exactamente detrás de mí.

El hombre me había hecho una pregunta, pero todo lo que yo podía hacer era gemir por la increíble forma en la que me abría. Jamás me había empalado una polla de este tamaño. La gruesa verga entraba profundamente en mí con cada fuerte choque de sus caderas contra mi culo. El sonido de la piel sobre piel, de mi humedad facilitando su poderosa entrada, inundaba la habitación. Él cambió su ángulo, ahora su dura cabeza me rozaba profundamente por dentro y dejé salir un chillido. Su polla era como un arma, una arma contra la cual no podía luchar. Aunque siendo sincera no me apetecía luchar para nada.

¿Cómo había terminado aquí? Lo último que recordaba era estar en la Tierra, en el centro de procesamiento.

Ahora me encontraba atada a algún tipo de mesa, con mis tobillos amarrados a un lado y mis manos atadas a pequeñas manijas unidas al otro extremo. La mesa era tan angosta que mis pechos colgaban, permitiendo que algo que yo no podía ver me halara los pezones. La combinación de dolor y placer se sentía como si una corriente eléctrica cayera directamente sobre mi clítoris, la intensa sensación me dejaba sin aliento. Con cada profunda estocada, mi clítoris se rozaba contra algo duro debajo de mí, algo que se movía conmigo al mismo ritmo en el que su polla me penetraba. Las vibraciones bajo mi clítoris causaron que un orgasmo fuera creciendo hasta hacerme sentir como una bomba de tiempo a punto de estallar. Mi piel comenzaba a sudar, mientras yo me aferraba al soporte como si fuera lo único que me impidiera salir volando. No estaba segura de si sobreviviría a esta intensa explosión.

-"Está apretando mi polla"- gruñó el hombre, y sus movimientos se volvieron menos metódicos, como si estuviese perdiendo la batalla contra sus necesidades básicas de entrar en mí.

-"Bien. Haz que se corra bastante para que se ablande y acepte tu semilla. Deberías ser capaz de reproducirte con ella sin retraso".

¿Reproducirse?

Abrí mi boca para preguntar de qué estaban hablando, pero esa inmensa polla chocó contra mí mientras una mano tibia y fuerte se colocaba sobre mi nuca, sujetándome, a pesar de que no podía ir a ninguna parte. Lo sentí como un gesto simbólico de que estaba bajo su control y no había nada que yo pudiera hacer. Una persona normal Debía haber gritado o luchado para que se detuviera, pero para mí esa mano era como un interruptor de apagado y me quedé completamente quieta, ansiosa por su siguiente estocada.

LA NOVIA DE BAKUGOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora