𝑺𝒐𝒓𝒓𝒐𝒘

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No era novedad que la asistente de gran diseñador Gabriel Agreste diera el mismo miedo que su empleador. Desde el apellido que la fichaba como "sin corazón" hasta la estoica, fría e indiferente actitud de la azabache la marcaban como una bruja. Para Nathalie le era mas fácil no expresar sentimiento alguno, bien sabía por experiencia propia el dolor que puede causar a uno el ser demasiado empatico así que no le era complicado crear esa coraza ante el público y el mundo en general, aunque el escudo que fue creando con los años había sido sobrepasado por dos hombres: Gabriel y Adrien Agreste.

Su corazón fue cayendo ante los encantos propios del diseñador, su determinación y amor por su familia eran algo que cautivaba a la ejecutiva, sin mencionar la caballerosidad que la volvía loca; cada sonrisa, abrazo e incluso hasta el mas mínimo toque provocaba que todo su ser se estremeciera, era cada vez mas difícil ocultarlo bajo su fachada calculadora pero debía, sabía que jamás tendría esa oportunidad con él, estaba tan obsesionado con traer a su esposa de regreso que no era capaz de ver mas allá de sus ojos; en cambio, con el pequeño Agreste había sido todo mas rápido.

Desde que lo conoció amo por completo a Adrien, su carisma y optimismo eran una luz en su sombría vida, aun cuando sabía por el duro momento que pasaba debido a la "muerte" de su madre siempre veía una sonrisa en su rostro, era todo un encanto, su pequeño rayo de sol. Era la única persona que tenia la dicha de ver a la verdadera Nathalie Sancoeur, una dama llena de amor por entregar, preocupada por los suyos y determinada a cumplir la felicidad de sus seres queridos, y eso Adrien lo valoraba.

Estaban en el auto rumbo a la mansión después de pasar a buscar al menor del instituto cuando el rubio noto algo extraño en su tutora, su piel estaba mas pálida de lo normal al punto de resaltar las ojeras bajo los párpados, sus labios no estaban del rojo típico a todos los días, es mas, no había rastro alguno de labial en ellos; su mirada, generalmente fijada en su tableta estaba perdida mientras veía por el ventanal. Cuidadosamente Adrien poso su mano en el dorso de la mano de Nathalie que descansaba en su regazo pero no hubo reacción alguna por parte de la azabache, intento moverla un poco hasta que el estado de alerta de la fémina se conecto nuevamente para darse cuenta que Adrien estaba hablando con ella

- Nathalie, ¿estas bien? - cuando giro su cabeza para encontrarse con la mirada de Adrien preocupado el menor puedo ver mas de cerca los rasgos cansados de su acompañante.

- Si Adrien, solo estoy un poco cansada - intentado no preocuparlo mintió como siempre lo hacia cuando alguno de los dos Agreste le hacia la misma pregunta.

- ¿Estas segura? Puedo hablar con mi padre para que no trabajes tanto, no quiero que te enfermes - la preocupación de Adrien revivió todo el temor que sufrió con la escena de su madre, desde ese suceso el pequeño rubio siempre estuvo pendiente de cualquier cosa extraña dentro de la mansión, y desde que Nathalie empezó a utilizar el miraculous del pavo real la salud de ella fue deteriorándose, siendo su objetivo principal del menor en cuidarla.

- Eres muy dulce Adrien pero en serio, estoy bien - la sonrisa de la azabache intento tranquilizar al menor a su lado.

- No tienes que mentirme Nathalie - la voz de Adrien era cada vez mas apagada - Te conozco tan bien como tu me conoces a mi y se cuando estas mintiendo... Te he visto tosiendo, a veces quejándote de dolor, y mi padre, el también esta preocupado, yo estoy preocupado, no quiero que te pase lo-... - recordarlo siempre ponía mal al muchacho, el temblor de sus manos lo hacia evidente. Nathalie al notarlo no dudo en acunarlo en sus brazos a lo que  Adrien no se resistió y aceptó , el perfume a lavanda siempre lo tranquilizaba.

Tell Me With a Song [20 stories, 20 songs] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora