25. Necesitando del otro

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Hola genia, espero que goces de buena salud y tus seres queridos anden bien.

Finalmente tenemos un tatsumido en esta última serie de 10 shots, pero las cosas han cambiado un poquito, al menos mi visión con esta versión de la pareja. En vez de romantico, es platónico, porque hay bellas relaciones que no necesariamente terminan en romances, sino en algo igual de valioso.

Espero te guste.

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Midorikawa no sabía qué hacer con su vida. Y cuando no sabía qué hacer con su vida, se iba a la terraza del Sun Garden a pensar.

Usualmente si se topaba a Tatsuya de camino, este lo acompañaría sin murmurar palabra alguna, entendiendo que su amigo necesitaba alguien allí en quien apoyarse. Pero lo cierto es que Tatsuya ya no pasaba todos los días en el Sun Garden como para que esa casualidad ocurriese, de hecho se había vuelto muy errático.

Y es porque se había echado novio.

Él fue el primero a quien se lo dijo, así como fue en saberlo la primera vez que el pelirrojo se había marchado para corretear al heredero Kira. Allí había un hilo conectando a los dos, y que Midorikawa no podía cortar por más que quisiera.

Porque una verdad que lo carcomía es que sentía la más pura de las envidias contra Hiroto. Le había quitado a su mejor amigo, y es por eso que ahora no sabía qué hacer con su vida, ya ni siquiera entendía porque jugaba al futbol en primer lugar.

Sin que ninguno de los dos se lo esperase, sus vidas adolescentes se habían provisto no solo de tareas, sino de obligaciones voluntarias.

Tatsuya tenía sus estudios empresariales, lo que le comía la mayoría del tiempo libre. Incluso a veces se quedaba los fines de semana encerrado, al menos lo hacía hasta que Hiroto lo empezó a sacar a pasear. Él siquiera podía convencerlo de tomar algo en la cocina...

¿Y él? ¿Qué había de él? Aparte de los demás clubes en los que estaba metido como los de jardinería y kendo, se había conseguido un trabajo porque jamás fue de pedirle limosna ni a la entrenadora ni a nadie más. Quiso tenerlo para poder invitar a sus amigos a mejores cosas, e incluso que lo visitasen si querían estudiar o bien simplemente relajarse. Estaba agradecido con su trabajo de mesero.

Pero jamás pensó en la consecuencia a futuro, que era no poder pasar tiempo con su hermano del alma. Aun recordaba como hace unos días Tatsuya lo había agarrado justo en la entrada poniéndose el calzado, y se veía feliz de invitarlo a ver una película los dos solos, como en los viejos tiempos. Tuvo que rechazarlo, porque la prioridad era el laburo y ya era muy tarde para pedirlo libre.

Menos mal que le aconsejó invitar a Hiroto, porque no hubiese podido trabajar con esos decepcionados ojos verdes grabados en su memoria.

No todo era malo, de eso nada. Compartían cuarto y además tuvieron la suerte de que sus cursos compartieran la hora de educación física. Cuando Tatsuya no tenía que irse a las clases aparte o él debía girarse para marchar al restaurante, compartían montones de risas en el camino de regreso a casa.

Pero ahora recordaba que incluso esos "cuando" escaseaban, porque había veces que Hiroto los quería acompañar y no había nada malo en eso, pero él no se sentía cómodo hablando de ciertos temas con el chico presente a pesar de que ahora tenían buena miga. Simplemente se sentía la tercera rueda, y no le gustaba nada.

Aunque, ¿Qué tenía que ver el futbol con todo eso? ¿No era también él parte del sueño de ganar el futbol frontera? Lo cierto es que nunca lo fue, porque su principal sueño era jugar con todos sus amigos, en especial Tatsuya. Y ahora aquel sueño se había roto.

Honey HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora