30. Enamorándose

151 15 4
                                    

Buenas, espero que estés muy bien de todo y más, que te mereces vivir bien.

Finalmente este es el último shot de todo este compilado, lo cual me despierta muchas emociones pero bueno el show debe continuar y ya tendré el epílogo para decírtelas, así que de momento concentrémonos en esto, un shot desde la perspectiva de Midorikawa.

Disfruta.

*

*

. — ¿Midorikawa, es cierto lo que dicen?

. — ¿Qué cosa?

. — Que te gusta Hiroto, en plan, que te gusta-gusta.

. — ¿Qué? ¿De dónde sacaste eso? Solo somos amigos...

. — Ah, bueno, lamento incordiar.

. — Sí...

Tras unos segundos, la chica se fue con la cara roja y Midorikawa nomás se quedó allí viéndola convertirse en una motita mientras la perspectiva hacia su función. Suspiró cansado, ya era la tercera vez en el mes que le preguntaban esas cosas y no entendía qué onda con todo el mundo.

Siquiera tirándose al pasto en ese domingo tan fresquito conseguía evitar el moscardeo, es como si lo hicieran a posta. Porque lo cierto es que entre él y Hiroto no había más que una buena amistad.

Además, sinceramente, si Hiroto le viniera de golpe con rosas y una pomposa declaración de amor, le haría tragarse las plantas y le prohibiría volver hablarle porque no toleraría pensar que solo se le acercó en plan amiguitos para poder bajarle la guardia y entrarle en los pantalones. Claro, este era un pensamiento estúpido, porque su amigo era tan honesto y educado que no lo veía capaz de jugar con él de esa forma.

Pero aun así, tanta gente bombardeándolo lo hacían plantearse el tema. No quería novios u novias, no le interesaba estar en plan arrumacos y jamás sintió un calentón como muchos de sus compañeros tenían la necesidad de compartir mientras se cambiaban en las taquillas. Él solo se preocupaba por poder aprobar y que la comida estuviera buena, nada más, bastante estrés le había dado todo el asunto del torneo internacional, ¡Imagínate una relación! Tenía derecho a sabrosear la paz antes de volver a complicarse.

"Hiroto sería diferente..." una voz en su cabeza decía. "Él iría a tu ritmo, y nunca te presionaría a nada..." Ya, ¿Pero sabían algo? No se veía besando a Hiroto ni mucho menos apachurrándolo de otro modo que no sea en plan joda. Incluso estaba seguro que su amigo aun andaba como caldo hervido por cierto arquero de la selección.

¿Para qué complicarse la vida con sentimientos que no estaban ahí? Literal no entendía nada. No lo entendió cuando aquella vez Kazemaru lo arrastró para espiar la cita de Endou y una de las managers y mucho menos lo entendió un año después cuando Hiroto lo invitó a un local parecido, pero más discreto. ¿Saben que sí entendió? El monstruo de helado que se pidió ese día, la había pasado de rechupete y encima Hiroto fue galán y se lo invitó.

Sí, Hiroto era un gran amigo. Una gran persona, el tipo de persona con la cual no se quería arriesgar a cagarla, porque posta no se veía en el futuro sin él, codo a codo, quizá ayudándolo en la empresa o en cualquier cosa que se le cante. Che, si un día Hiroto quería tirar todo por la borda, robarse la herencia Kira y huir a criar cabras, él ya estaría con el pie en el acelerador y las manos en el volante para pirárselas en un dos por tres en cuanto entre en el coche.

¿Ven? Eso sí era agradable, pensar en Hiroto. Se preguntaba incluso, cerrando los ojos a ver si las ganas de siesta venían, qué estaría haciendo ahora mismo. ¿Terminando los deberes que ya le dijo desde el viernes que terminara? ¿Jugando un partidito con los pibes en la entrada del Sun Garden? (por ahí, por quinta vez consecutiva, tanto Suzuno como Nagumo querían la revancha) ¿Lo estaba buscando? Ojalá fuera la última, porque podría usar algo de su compañía. Y de sus chistes.

Honey HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora