22. Visita al hospital

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Hola, espero que te encuentres bien y goces de buena salud.

El shot de hoy se ambienta en los tres meses que no sabemos qué pasó entre IE2 e IE3, y usé los nombres europeos porque lo cierto es que me sentí en el humor para usarlos.

Ya no te detengo más, ¡Disfruta la lectura!

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Llegó como llegaba a todos lados: puntual. En este caso, a las cuatro de la tarde porque era la hora que se permitían visitas. "Lunes a Sábado de 16:00 hs a 18:00 hs. Domingo de 15:00 hs a 18:00 hs", se lo tenía memorizado porque decidió ser muy religioso en el asunto a la hora de involucrarse.

Con el corazón en la garganta y las manos sudadas, se había traído un viejo álbum de fotografías que se había encontrado por mera casualidad-mentira, lo había estado buscando toda la mañana, he incluso se hubiera saltado la comida de no ser porque Hitomiko lo había prácticamente obligado a tragar el puré de papas.

Pero aun así no tenía bien claro en qué momento podría usarlo, porque no estaba seguro si su presencia sería bien recibida. Tan solo tendría su fortuna cumplida cuando pase el marco de la puerta.

. — Eres tú...—. Xavier tenía el corazón en la garganta, mientras el joven moreno se mantenía indiferente a sus reacciones. — Eres aquel chico que estaba con ese eh... Mark Evans—. Se relajó un poco viendo que no lo recordaba específicamente por los eventos de Alius, aunque lo que siguió no fue mejor. El que le dijo que no me ayudase.

El arrepentimiento le dio una molestia en el estomago. — Sí, soy ese.

. — Aunque te hayas cambiado el corte, he podido reconocerte—. Sonaba orgulloso de sí mismo, y es que lo estaba. Desde que fue hospitalizado, poco a poco estuvo haciendo todo lo que pudo para ir recobrando retazos de memoria. Más que nada porque el servicio secreto estuvo constantemente hinchándole las pelotas con ese tema. — ¿A qué viniste? ¿A reírte?

. — ¡No, no! —. Se alarmaba, moviendo cómicamente los brazos. — Jamás se me ocurriría hacer eso.

. —... ¿Entonces?

Miró al suelo antes que a él. — Quería saber cómo te encontrabas, me tenías preocupado.

. — ¿Y por qué te tenía preocupado? —. El pelirrojo quería dar media vuelta e irse, porque no sabía cómo explicarle que lo conocía incluso desde antes de ese evento. Su consuelo fue que volviese hablar. — ¿Acaso me conoces?

. — Bueno, la verdad sí—. Tragaba en seco, su respiración agitándose un poco de los nervios. — Quizá no me recuerdas del todo, pero yo te recuerdo muy bien, Jordan.

El mencionado Jordan apretó más contra sí el gastado balón que tenía en sus brazos (había estado jugueteando con él, dado que no esperaba visitas), quedándose viendo a ese chico grisáceo y que lo veía la mar de nervioso. Pudo pensar muchas cosas de él en su momento, pero estaba más interesado en aquel importante dato proporcionado.

. — ¿Jordan? ¿Ese es mi nombre?

. — ¿No lo sabías? —. Inmediatamente se quiso golpear contra la pared, aunque Jordan parecía tener ganas de ayudarlo con eso. — Disculpa.

. — ¿Y mi apellido? —.Se puso ansioso, tanto que ignoraría la previa pregunta. — Anda, ¿Y mi apellido?

El apuro lo descolocó un poco. — Esto... es Greenway.

Honey HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora