extra; albus contra scorpius.

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ubicado antes del extra anterior.

—¡Malfoy! 

Mi tranquila tarde había sido interrumpida por el histérico grito proveniente de la inconfundible voz de mi hermano. ¿Qué acaso no puedo tener un día en paz? 

Estoy con Scorpius en la sala común de Gryffindor, simplemente hablando cualquier tontería que nos pase por la cabeza, y estamos muy cómodos. Llevamos más de cuatro horas así, porque habíamos decidido faltar a Hogsmeade para pasar un tiempo juntos como pareja, sin tener que preocuparnos de las miradas del resto de las metiches personas que habitan el castillo. 

Claro que Albus ya notó nuestra ausencia y ya viene a fastidiarnos como casi nunca hace, nótese el sarcasmo. Algo triste para mi hermano es que Alice está molesta con él, así que no sabe cual es la nueva contraseña, por consiguiente no va a poder pasar hasta que nosotros queramos que pase —o hasta que alguien de primero o segundo curso lo deje entrar, cosa que espero que no suceda—. 

—Princesa, te quiero mucho y si este va a ser mi último día quiero que te asegures de poner rosas blancas en mi ataúd, pero de las cultivadas en la Mansión Malfoy, además de decirle a mi papá que lo perdono por no haberme comprado la escoba que quería cuando tenía siete—dice Scorpius con una sonrisa, como si estuviese bromeando, pero por la palidez antinatural de su cara, sé que está nervioso—. Es una pena que no podamos ser novios por más tiempo que los dos meses que llevamos, con amor, Scorpius.—agrega, poniendo su voz más gruesa, imaginando que lee una carta. 

Mientras río, niego con la cabeza, y me dedico a peinar su desordenado flequillo, que cae con gracia sobre sus cejas y cubre una parte de los ojos plateados que tanto me fascinan. Scorpius me atrae a él, haciendo que mi cabeza descanse en su pecho, donde puedo apreciar a la perfección lo acelerados que están los latidos de su corazón, que hace juego con el mío. Siento su nariz rozar mi mejilla derecha, mientras deja pequeños besos en ese lugar. 

—No vas a morir, porque Albus primero tendría que pasar sobre mí y conmigo no puede. —digo con arrogancia, ocasionando una risa que hace que se me erice la piel. 

De cualquier modo, lo que digo es cierto, soy Lily Potter, nadie puede conmigo, o sea por favor. 

—En ese caso, muchas gracias. Eres mi salvadora. —bromea, sin dejar de repartir besos por toda mi pecosa cara. He descubierto que Scorpius es cursi y siempre quiere mimos, y tengo que admitir que cada día estoy más enamorada de él.

—Y tú mi chico en peligro. —sigo el juego. Nos echamos a reír por nuestras tonterías, pero de repente noto como él deja de reír y muerde su labio inferior con nerviosismo.

—Los estaba llamando. —vaya, Albus consiguió entrar, y ahora tiene en su rostro sus labios apretados y entrecejo fruncido.

—¿En serio? Wow, no nos dimos cuenta. —Mis palabras están llenas de sarcasmo.

Albus rueda los ojos cuando me apoyo aún más en mi pálido novio, quien traga saliva con nervios.

—Oigan, están como que muy cerca. —el entrecejo de Albus estaba fruncido. Hizo el amago de separarnos, pero le doy un golpe en la mano.

—Deja de molestar, Albus —ruedo mis ojos, poniéndome de pie para estar verlo a los ojos (aunque él me ve desde muy arriba. Aún no entiendo porqué él tuvo que heredar la altura Weasley, y yo tuve que quedarme con la altura Potter)—. Cuando estás con Alice yo no te digo nada, ¿por qué tienes que hacerlo tú cuando estoy con mi novio? —terminé, haciendo énfasis en el mí.

De reojo vi como Scorpius también se levanta, y luego siento como su cuerpo se amolda al mío, dándome la mano y entrelazando nuestros dedos.

Okay Lily, no te emociones, no te emociones. Es un momento serio, no grites como la tonta enamorada que eres, gracias.

—Ella tiene razón, Al. Lily y yo somos novios y no entiendo porqué te molesta tanto, siendo que me conoces como a la palma de tu mano, y sabes que yo jamás le haría daño. —habló Scorpius, su voz sonando fuerte e imponente, todo un Malfoy.

Alguien se está derritiendo pero no voy a decir quién soy.

Albus parpadea, quizás sorprendido de que ambos lo estemos confrontando.

—Bueno, yo —comienza, balbuceando. Sus mejillas se tiñen de rosa, mientras se rasca la nuca—, no sé, es algo que me sale natural.

Scorpius alzó una ceja.

—En ese caso, espero que te acostumbres, porque me vas a ver por aquí un largo tiempo.

Acá morí yo.

Y así, por primera vez en mis gloriosos dieciséis años de vida, vi a Albus boquiabierto, quedándose sin palabras.

Lo voy a molestar sobre esto por el resto de su vida, lo prometo.

seguro ya nadie lee esto pero hOLA

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espero que les haya gustado

los quiero <33

fall in love ⋆ scorly.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora