Al dia siguente, venía del instituto a casa y antes de llegar a mi portal me encontré a mi madre mirando un papel en una farola. Me acerqué a ella.
-Mamá, ¿que haces?.-pregunté.
-¡Hola hija! Me acaba de llamar tu profesora de Filosofía y me dijo lo mismo que me contaste tú ayer, había bajado a comprar y acabo de ver esto.
Me lo enseñó. Era un papel que ponía "Profesor particular de Bachillerato para todas las asignaturas. Llamen a este número." Y debajo ponía un número de teléfono al que a penas miré un solo número.
-Mama de verdad que no necesito nada, no te molestes.-me quejé.
-Sube a comer y calla, voy a hablar con él.-dijo mi madre bastante seria.
Le hice caso y subimos a mi casa. Mientras comíamos, mi madre se levanto y fue a coger el papel con el número y cogió el teléfono fijo de casa, la oí hablar un buen rato con alguien, pero no sabia exactamente de qué estaban hablando. Después de unos veinte minutos colgó.
-Hija, he llamado a ese tal profesor particular, no me ha dicho el nombre, por la voz parece jovencito y muy majo.
-Mamá, me da igual que sea joven o majo, no quiero profesor particular.
-Lo necesitas Alme, dice que empezará esta tarde a las seis sin ningún problema.
-¿Esta tarde? ¡Mamá es prontísimo!.- dije asustadísima.
-No es pronto, lo necesitas ya.
No respondí, no quería profesor particular, era todo muy injusto, quería volver al pueblo en el que vivía antes, estaba lejos, pero no quería quedarme aquí en Madrid.
Mi madre empezaba a trabajar a las seis, por lo que todas las tardes, desde las cinco o así, hasta las once de la noche que llega, estoy sola. Me cuesta relacionarme con la gente, lo que la gente suele llamar como "persona tímida", y en mi instituto eran todos muy raros, la verdad que solo una chica a la que apenas conocía, llamada Nay, creo, de la clase de en frente, me caía bastante bien. Iba conmigo a inglés, pero casi nunca me había parado a hablar con ella ni ella conmigo, no tenía ni su número de teléfono, ni sabía nada de ella, por lo que no salía nunca con nadie, solo salía de casa para ir al instituto. ¿Tenía una vida aburrida en Madrid?, se podría decir que sí.
Eran casi las cinco y media. Mi madre estaba a punto de salir.
-Almecí me voy a trabajar, recuerda que hoy a las seis tienes visita, no te olvides de abrirle. Esta noche me cuentas que tal. Un beso.-dijo de camino a la puerta principal.
-Mama me lo has dicho como unas cuatrocientas veces, lo sé. Ya te contaré. Adios, te quiero.
Oí como se cerraba la puerta. Apagué la tele y me fui a mi habitación.
Soy fanática de Auryn, tengo casi todo que tenga que ver con ellos, por no decir todo, porque todavía no les conocía en persona a ninguno de los cinco. Saqué el disco de Circus Avenue y puse If this was my last song, era la única canción que me hacía sentir alguien en esta ciudad, me encanta escucharla. Cogí el móvil, tenia unos setenta mensajes de mis Nenis, me uní a la conversación.
Yo: Nenis petáis un poco, ¿no?.
Y: Lo sabemos, anda tonta, no te quejes por tonterías.
L: Es una quejica.
A: Toda la razón Lidia, ¿que tal por Madrid?.
Yo: ¿Como te crees?.
Y: Mm espera que te lo digo yo por ella.
Y: Mal.
Yo: Exactamente.
A: ¿Pero no tienes a nadie por allí?
Yo: Que va Andrea, estoy sola.
L: Sal a la calle y te buscas un novio, así no te aburres.
Yo: Eres un poco tonta tú, ¿no Lidia?.
L: Poco.
Llamaron a la puerta. Me sorprendió hasta que volví a poner la mirada en el móvil, vi que ya eran las seis.
Yo: Chicas os dejo, que la maja de mi madre me ha conseguido un profesor particular y me toca aguantarle de lunes a viernes... Os quiero.
Y: Pobrecita... Que te vaya bien, te quiero hermana. (No somos hermanas de sangre, pero llevamos más de media vida juntas, y nos tratamos como si lo fuéramos.)
Bloqueé el móvil, lo dejé encima del escritorio y fui a abrir. Puse Anti-Heroes, así que estaba sonando Heartbreaker en mi habitación, mientras abría y ...
-¡Hola! Tu eres... Almecí, ¿verdad?.-dijo un chico mirando un papel.
Puso la mirada hacia mi. Me quedé casi sin palabras al verle.
- Tú...tú... ¡TÚ ERES ÁLVARO GANGO!.-grité.
-El mismo, veo que me conoces.
-Como para no conocerte.-susurré.
Me lancé a abrazarle. No sabia si gritar, si pellizcarme o si morirme en el sitio.
-Creo que me vas a aplastar.
-Pe.. perdón.
-Estás roja.-rió.- Bueno, ¿puedo pasar o te doy las clases en la puerta?.
Supongo que tenía razón, cada vez estaba mas roja.
-Es.. espera.. ¿Tú eres mi profesor particular?
-Claro.-sonrió, me encanta su sonrisa.- Si no nunca habría adivinado tu casa, no sabia ni que existía esta calle.
Le dí paso a Álvaro abriendo del todo la puerta.
-¿Donde puedo dejar el abrigo?.-dijo cambiando de tema.
-En... En mi cuarto, última puerta del pasillo a la izquierda.
Empezó a andar hasta mi puerta. No sabia si desmayarme en ese momento o que hacer.
A los dos segundos reaccioné y me di cuenta de que mi habitación era como una tienda de ventas de productos de Auryn. Sí, tenia de todo de Auryn. Vi a Álvaro entrar.
-No Álvaro espera no... Pases.
Oí risas de parte de Álvaro al entrar en mi habitación.
-Vaya , veo que tenemos a una Auryner en casa.
-Pues... sí.-dije vergonzosamente.
-Bien... Y dime, sólo por curiosidad, ¿quien es tu debilidad de los cinco? Carlos, Dan..
-Tú.-dije sin pensar, me salió del alma.
-Osea que tengo ahora mismo a una Smiler en frente mía.-rió.
Hubo un pequeño silencio.
-Vale... Ya entiendo el por qué estas tan roja.
Volvió a reírse. Me contagió la risa.
-Bueno, que he venido a darte clases. Empecemos.-cambió de nuevo de tema.
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Profesor particular, Auryn.
FanficMe llamo Almecí, no me gusta mi nombre, por eso casi todo el mundo me suele llamar Alme, aunque me da igual como me llamen. Soy la típica chica rubia oscura de ojos marrones. Tengo casi 17 años. Me mudé hace unos meses a Madrid, por lo que tuve que...