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"El incómodo momento dentro del auto Kihyun" podía llamarse a ese capítulo de mi vida que duró la hora y media de camino hasta mi casa.

Realmente no me habían quedado claro sus intenciones cuando me pidió que me subiera al auto; no sabía si era un acto de caridad por saber que tendría que caminar; agradecimiento por haberme disculpado o compromiso por casi atropellarme (aunque eso fuese mi culpa) y por pensar en ello no pude relajarme y claramente no bastó solo con ver los postes de luz cada tanto por la ventana, debido a que a través de ella se reflejaba, con aun más claridad, toda la pequeña figura de Yoo Kihyun en el puesto de al lado... Era una cruel trampa.

Diosito me bendijo con una suerte de mierda sinceramente... afirmé mentalmente en el instante en que Kihyun se deshizo del chaleco cuando se detuvo en el primer semáforo; él estaba intentando ponerse cómodo y eso se volvió para mi demasiado incómodo y hasta ese momento logré pensar de forma serena, luego de ello ¡No es que yo quisiera! Pero no podía ignorarlo y pensar en otra cosa distinta de cualquier aspecto de él que evitara alterarme: me fue imposible y eso solo ocurría cuando se trataba de él... ya que desde luego tenemos "nuestra historia".

En ese momento podía sentir cómo mis pensamientos brotaban desde mis oídos y entonces temí que los escuchara; más aún en el silencio sepulcral en el que nos hallábamos, lo único que nos envolvía era el sonido ligero del carro que parecía casi nuevo rodando en el asfalto y el cambio de velocidades.

Estaba ansioso e impasible y esa sensación, después de vivirla, no se la deseaba a nadie; la incomodidad de que en cualquier momento la desesperante actitud de tu acompañante detonaría una conversación poco agradable, era aún más estresante que su actitud en sí.

Mirarlo directamente daba miedo, aparentemente ya le había agarrado fobia a tratarlo, nuestras conversaciones y encuentros nunca terminaban bien y ya había limpiado mi última cagada con él...no iba a meterme en el barro aún más; sin embargo, busqué observarlo desde el vidrio, digo, no es como que fuese tan complicado siendo que se vía tan claramente cómo las luces que proyectaban sobre él el panel de la radio y sensores; entonces noté lo pequeño que era, porque parecía que casi siempre olvidaba su estatura confundiéndola con el tamaño de su ego, a pesar de que vivo diciéndole enano en mi mente.

El chaleco le aumentaba el tamaño a los hombros, sin él era menos imponente, más delicado, más pequeño, aparentaba menos fuerza... esa era la magia de la ropa. La manera en la que aceleraba y desaceleraba conforme el comportamiento del tránsito, el cual en plena ciudad a estas horas aún estaba alborotado, lo hacía removerse en su asiento, alzaba el mentón para ver al frente y en algunas ocasiones aun acomodaba los retrovisores. Era lindo, casi tanto como esa noche en la tuvimos sexo y sujetó mi mano para guiarme al hotel... no pude evitar sonreír al verlo.

Con el tiempo comencé a fijarme en detalles más pequeños como que constantemente lamía sus labios o fruncía el ceño; sus piernas eran intranquilas y no solo porque tuviese que acelerar y frenar constantemente, las juntaba y las abría levemente cada cierto tiempo y no parecía estar al tanto de ello; sus manos sujetaban firmemente el volante pero con los pulgares lo acariciaba, a veces sujetaba el volante con la mano completa y a veces alzaba los pulgares, parecía no decidirse y por ultimo su respiración me colmó ¿alguna vez disfrutaron de ver a alguien respirar? Esa fue la primera vez para mí.

— ¿Quieres que baje la ventana? — dijo viéndome de reojo y volteé rápidamente a verlo con sorpresa ¿se habría dado cuenta de que lo estaba viendo? —Llevas un buen rato observando por ella. Está bien si quieres que la baje solo... —

— ¡No! — le interrumpí, luego caí en cuenta de que grité y me aclaré la garganta. —Está bien, estoy bien, no es necesario. — dije más calmadamente y sudé frío al verlo confundido, había actuado raro seguramente.

ADDICTED [Showki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora