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Todos mis músculos se tensaron el sentir esas manos trepar por mis piernas; Manos pequeñas, pero fuertes, delgadas y hermosas que se sujetaban tan eróticamente de mis muslos.

Mi corazón podía detenerse en cualquier momento de lo rápido que lo estaba sintiendo palpitar contra mi pecho. Sudé frío y mi mundo dio vueltas cuando mis ojos rodaron por toda la habitación en la que me encontraba, era un espacio conocido, pero mi cabeza ni siquiera lo procesaba correctamente, y finalmente detuve mi mirada sobre el hombre que, arrodillado frente a mí, frotaba su rostro contra mi entrepierna.

Ahí no había nada especial, era solo el bulto grande que siempre había estado ahí y que me enorgullecía de llevar, pero que tan inútil siempre había sido.

La presión de su mejilla contra mi miembro y todo lo que estuviese cerca, me puso la piel de gallina y lo que sentía y me crispaba tanto era más por lo que la "conciencia sabía" que por las sensaciones que aun fluían a todos lados sin surtir efecto en mi pene.

La presión resultaba tan satisfactoria con ese frote brusco, pero llevado de tanto cariño y atenciones que mi ropa parecía aire. Me sentí desnudo a pesar de llevar camisa, chaleco y corbata, que además me hacían ahogarme con el calor y los suspiros. Mis piernas temblaron y me apoyé del escritorio que, no muy lejos, se encontraba detrás de mí.

Aunque no hubiese excitación o una dura erección entre mis piernas, las estimulaciones sexuales seguían llegando a mi mente, haciéndome gemir fuerte en cada presión y temblar en cada nueva forma de su toque.

El pelinegro se hallaba muy ocupado ahí abajo. Su cabello arremolinado por sus acciones se volvía mechones aún más revoltosos cuando la fricción con mi ropa lograba erizarlos. Lo volví a ver desde arriba luego de perder mi vista en el techo, dejando salir suspiros. Noté sus hombros delgados contrayéndose, su espalda erguida sin perder el orgullo a pesar de estar haciendo algo tan indecoroso, y sus pies juguetones contra el suelo. Esto denotaba ser nada más que un juego y sabía que lo desfrutaba. Mi verga parecía un juguete flácido dentro de mis pantalones y muy en el fondo del abrumador silencio escuchaba la risa y gemidos muy silenciosos del contrario, no sabía si estaba riendo en burla o por un gusto más adictivo contra el roce de lo que me hace hombre.

Sentí como si pasáramos horas solo haciendo eso; yo un hombre impotente, con otro hombre frotándose contra mi pene tal cual como un gato o un cachorro lo hace cuando es acariciado; presionando su nariz, mejillas y labios, mientras sus manos apretaban mis muslos, como si ya no estuviese lo suficientemente cerca. Todavía lo observaba cuando me asoló la sensación irreal del momento y sentí su cara lejos a pesar de casi tenerlo entre mis bolas. Ni una sola vez me miró, parecía no estar ahí, parecía solo ser él y mi miembro divirtiéndose entre ellos...

De verdad quiero que me mire... pensé desilusionado.

De verdad quería saber si había honestidad en sus ojos, quería descubrir a Kihyun, al verdadero Yoo Kihyun; saber si está jugando conmigo por verme cara de imbécil, o si verdad siente un mínimo de aprecio al menos por tener la discapacidad que tengo.

Pasé mi mano por su cabello tratando a un mantener el equilibrio que hasta entonces pude mantener solo usando ambas manos apoyadas contra el escritorio. Sentí su lengua lamer sobre mi pantalón esa zona sin vida y todos mis nervios saliendo a flor de piel haciéndome prensar el agarre de mi mano con su cabello. Este personaje que conozco fácilmente, arrodillado a mis pies, había lamido por segunda vez toda la extensión perceptible de mi miembro sobre el pantalón, entonces mi mundo se fue de cabeza, gruñí ante la humedad de su lengua que parecía más húmeda de lo común; su boca parecía hecha agua.

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⏰ Última actualización: Dec 13, 2021 ⏰

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