Capítulo 4. Dieciocho bailes

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Te recomiendo leer este capítulo escuchando la música que puse. Vale muchísimo la pena.

 Vale muchísimo la pena

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La luz del sol se colaba por el ventanal, mientras sentía el latido de mi corazón acelerarse cada vez más

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La luz del sol se colaba por el ventanal, mientras sentía el latido de mi corazón acelerarse cada vez más.

—¡Listo, alteza! —mencionó Cissé emocionada después de arreglar los últimos detalles de mi vestido.

Vi mi reflejo en el espejo frente a mí y di una vuelta, admirando el bello trabajo que habían hecho todas las modistas.

—¡Es... —sonreí— hermoso! —Di otra vuelta—. ¡Muchas gracias!

Las modistas sonrieron y me agradecieron antes de irse.

Regresé mi mirada al espejo y aprecié con más atención el vestido hecho de prorismos azul celeste con detalles dorados y perlas. Era perfecto: elegante, delicado y romántico. Tenía un escote modesto que dejaba ver con lujo de detalle mi clavícula y mis hombros. Además, le habían elaborado mangas largas y holgadas que terminaban ajustándose en mis muñecas. Me apretaba hasta la mitad de mis costillas y luego la tela caía libremente en capas y con volumen hacia el suelo.

Una gargantilla dorada acompañaba el atuendo, manteniendo la armonía con los adornos del vestido.

En cuanto a mi cabello, mis damas lo arreglaron en un simple recogido que hacía resaltar mi tiara de oro con un loto de diecisiete pétalos, representando mis diecisiete años recién cumplidos.

Aquea. Los reinos zodiacales IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora