¿Quién Sedujo Al Profesor?

DUALIDAD

Pilar debía ocultar todas las marcas que Salume le dejo ese día, no sabía que pasaría al estar en el mismo salón con el profesor Salume, pero de algo si estaba segura ya no era el profesor lindo que ella creía.

Por su parte, Marianne sentía que ya este reto estaba dando por ella, ya que las pocas veces que vió a Pilar acercarse al profesor no observó avances si que que esto fue para ella: pan comido.

El momento incómodo para Pilar había llegado: vió al profesor entrar y sintió que el aire le faltaba, recordó lo rudo que había sido con ella ese día y si podía considerarlo ya como una victoria con sabor a derrota.

Pasó el tiempo y la clase ya se estaba dando por terminada, Clarice estaba ansiosa lo primero que haría sería salir corriendo sin ninguna demora ya que no quería que el profesor Salume siquiera se enterase que estuvo presente.

En el momento que el profesor Salume dió la espalda para comenzar a ordenar unos papeles en su escritorio, Pilar se levantó a toda prisa, abriéndose camino entre todos sus compañeros que la miraban con extrañeza por su raro comportamiento,y cuando estaba a punto de salir algo la detuvo de improvisto.

-¡Señorita Pilar, quédese unos minutos, debe informarme el motivo de su ausencia el pasado viernes si aún quiere que le dé por oportunidad para entregar el ensayo!-dijo Salume aún de espaldas viendo de reojo hacia la puerta.

                -¡Yo, debo ir con urgencia al baño!-

-¡Irá más veces cuando vea cómo quedarán sus notas al no entregar ese ensayo!-

                                     -¡Esta bien!
                  ¡Creo aguantar unos minutos!-

Pilar se quedó a un lado de la puerta mientras sus compañeros salían, estaba aterrada no se movió de su lugar aunque algunos pasaron empujándola para poder salir, luego de un momento quedaron sólo ellos.

-¿Te gustó?-preguntó el profesor Salume mientras sostenía su teléfono y parecía como si estuviera leyendo unos mensajes.

Pilar no sabía que responder si decía sí, era una mentirosa ya que fue una pesadilla para ella y si decía no, sabía que no le agradaría para nada al profesor Salume y mucho menos sabía que haría él contra ella.

-¡Creo que sí!-respondió Pilar después de tanto pensarlo.

           -¡Puedes retirarte y no debes preocuparte!-
   

¿Preocuparse?¿Por qué debía preocuparse? A Pilar le resonaba está palabra en su mente.
Preocuparse de haber quedado embarazada o preocuparse por si él le contaba a alguien, estaba a punto de salir cuando quería preguntarte a qué se refería con no preocuparse, pero no lo hizo.

-¿A ti te gustó?-preguntó Pilar a punto de salir del salón.

                -¡Te dije que no debes preocuparte!
                                       ¡Retírate!-

Pilar salió rápidamente y se dirigió al baño se sentía mal por el trato que acababa de recibir por parte de Salume, ella esperaba algo más como una disculpa o una compensación , con esa indiferencia comenzaba a sentirse peor, estuvo un buen rato viéndose al espejo y pudo notar que Marianne  salía de uno de los baños, se colocó al lado suyo para lavarse las manos y Pilar supo que era su oportunidad.

                -¡Te gané!-dijo rápidamente Pilar.

-¿Qué?-preguntó Marianne con un poco de fastidio en su rostro.

                              --¡Gané la apuesta!
¡Así que debes de dejarme en paz, no insultarme y alejarte de mi!-

                -¡No acordamos nada, si tú ganabas!
                               ¿Las pruebas?-

                                   -¿Pruebas?-

                                              -¡Si!
                              ¡Algún vídeo o audio!

             -¡No sabía que debería tener pruebas!-

                 -¿Creías que con tu palabra bastaba?-

                                    -¡Pues claro!-

                                -¡No me engañas!
                           ¡No has ganado aún!-

                                -¡Yo sí, ya lo hice!-

                              -¡Estás soñando!-

Pilar se sintió frustrada no sabía que hacer, luego recordó las marcas que Salume le había dejado y le mostró parte de su cuello y caderas a Marianne para convencerla.

Marianne no creyó.