Capítulo 19

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Una vez llegamos nos dirigimos hacia la puerta y tocamos el timbre. Ethan, fue quien nos abrió la puerta.

—Son las tres y veinte de la tarde —me informa en tono de reproche.

—¿Las tres? —pregunto asombrada, nos habíamos demorado solo tres horas comprando —Corre, Sara —le dije acelerada al recordar la hora marcada en la invitación.

Ambas corrimos escaleras arriba, ignorando por completo a Ethan. Sigo a la pequeña a la que seguramente sería su habitación. Era de un color rosado decorado por muebles blancos, con una cama de madera pintada de blanco y sus sábanas de un rosa pastel, digno de una princesa. Con un delgado velo cubriendo la cama, la cual estaba instalada desde el techo. Sin duda su habitación era hermosa.

—Que linda habitación tienes —le dije mientras corría el velo que cubría su cama para poner las bolsas arriba de la cama. Bueno, anda a ducharte —le dije y asintió con la cabeza antes de entrar el baño.

Comencé a guardar toda su ropa nueva, efectivamente si tenía vestidos, pero se notaba a simple vista que no le quedaban más. Guarde todos dejando afuera un vestido rosa con florecitas blancas, tal como a Sara y a su madre les gustaban, además unas sandalias blancas. Salgo de la habitación para dejar que se vista, una vez que terminó me llama, se veía preciosa.

—Ven para peinarte —comienzo a acomodar su abundante y espeso cabello negro azabache tan parecido al de su hermano mayor— ¿Lista? —pregunto y con una enorme sonrisa asiente. Estábamos por salir cuando recordé algo—¡Espera! —señalo mi bolsa con la "compra especial" y Sara comienza a reír.

Sara siempre está riendo, lo que hace que todo se ilumine a su alrededor. Espero y que nunca deje de brillar tan intensamente, que nadie le quite su brillo como yo lo había perdido hace tanto tiempo.

Suspiro. Me siento en la cama y saco los tacones para reemplazarlos por un par de botas negras de la caja que estaban en la bolsa, me pongo unos skinny jeans y un poloche de color negro que fue de mi agrado.

—De seguro le gustarán —apoya la pequeña sin parar de reír—, pero tú las odias —Tenía razón si las detestaba. En realidad, antes me gustaba en demasía, pero actualmente prefiero usar vestidos o faldas acompañados de tacones para adaptarme a mi nueva yo.

—Estás en lo cierto —agrego entre risas—, pero son cómodas —algo bueno debe de tener el vestir pantalones.

Bajamos las escaleras en pequeños saltos y entre risas. En la mitad del camino logro ver a Ethan abajo viéndonos fijamente.

—Aquí te entrego a tu pequeña princesa —la pequeña estalla en risas, y yo me dediqué a observar a Ethan expectante, esperando que le dijera algo, pero el muy desabrido solo la alza en brazos y le da un beso en la mejilla.

Cambio mi mirada expectante a una asesina y sin que Sara se diera cuenta digo sin sonido alguno: «dile algo». Y me obedeció.

—Te vez hermosa —le dijo a Sara quien rodeó su cuello con sus pequeños brazos—Ve y busca a Thomas, para ir a dejarte —la baja y esta vuelve hacia las escaleras con una sonrisa adornando su rostro. Por lo que sonrío por inercia al mirarla, ni siquiera me había dado cuenta del intenso escrutinio de Ethan en mí hasta que me giro a verlo.

—Te veo más... —articula. Seguramente era "baja" ya que no llevaba mis tacones, pero estos no estaban más— ¿Y eso? —suelta una carcajada, doy un paso hacia atrás para subir el primer escalón y estar a su misma altura, lo dije antes no era tan baja, pero es que Ethan es muy alto.

—Bueno, ya que me dice siempre que soy una "hueca" por mi forma de vestir...—Ethan seguía riendo y déjenme decirles que intentaba no mirarlo como boba al ser la primera vez que escuchaba reír—. Tal vez, con esto ya no digas que soy más estúpida —sonrío— porque ambos sabemos que no lo soy, pero sabemos que no eres lo bastante valiente para admitirlo.

El precio de un beso © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora