Capítulo 34

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Mi estómago se retuerce de emoción al ver a lo lejos a Ethan, recargado en mi casillero, me estaba esperando. Camino a través del pasillo ignorando por completo las miradas de todos hasta llegar donde Ethan.

—Vaya... Tú sí que eres extremista —me mira de arriba a abajo—, o muy arreglada o...

—No termines la oración, ¿sí? —lo interrumpo— No está bien que le digas a una chica que no luce bien —acomodo un mechón de cabello detrás de mí oreja, intentando mostrarme decepcionada.

—No pensaba decir eso —sonríe de lado sacándome de balance— De hecho, me gusta más así, te ves bonita —mira hacia otro lado.

¿Era mi imaginación o, Ethan Harvey, estaba avergonzado delante de mis narices?

¿Y acaba de decir indirectamente que le gustaba? No, seguro lo estaba imaginando.

—¿Te gusta esto? —estiro un poco la blusa verde al igual que los pantalones de mezclilla.

—No, Jennifer —de acuerdo, a este hombre nunca lo terminaré de comprender, Ethan, se acerca a mí y me susurra en mi oído— Me gustas tú —se va por el pasillo dejándome con el corazón desbocado y la mente vuelta un caos.

Lo admitió...

Oh, padre santo.

Había un descontrol en mi mente estaba totalmente en shock. Le gusto a Ethan Harvey.

Entro a clases aun en las nubes por lo que Ethan me había confesado, llego a mi silla de siempre y me quedo una vez más en las nubes procesando la escena de hace no más de cinco minutos.

Entro a clases aun en las nubes por lo que Ethan me había confesado, llego a mi silla de siempre y me quedo una vez más en las nubes procesando la escena de hace no más de cinco minutos

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Ethan

¿Por qué, carajos, se lo dije? ¡No debí habérselo dicho!, me reclamo una y otra vez en mi interior. Me esforcé en alejarla para evitar que esto pasara, pero simplemente no lo logré contener.

Llego a la cafetería, estaba llena y se escuchaban la bulliciosas carcajadas del grupo de Kelsey y Austin, donde anteriormente parecía que habían desterrado a Jennifer de la "zona popular". Ya que ahora estaba sentada en una de las últimas mesas. Ella era el vivo significado de la soledad.

—¡Ethan! —Francis que me llama, me toma del hombro despegando la mirada de Jennifer quien jugaba sin ánimos con su comida.

—¿Qué sucede? —me giro hacia él.

—Habla con ella, convéncela —me suplica y yo todavía no logro entender a qué demonios de refería.

—Explícate.

—Jennifer —voltea a verla—, ¡me canceló! —dice con desesperación y exploto en carcajadas— ¡No te rías, viejo! —me regaña histérico golpeándome el hombro.

—No creo que pueda hacerla cambiar de opinión —contengo la risa.

—Mierda, ya me había emocionado y todo —chasquea la lengua.

El precio de un beso © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora